FELIZ NAVIDAD 2015

CUATRO TESTIMONIOS. LOS EVANGELIOS

SAN MATEO

“Mateo, por nombre también Leví, de publicano fue hecho apóstol y fue el primero que escribió el Evangelio de Cristo en lengua hebrea, estando todavía en Judea y para bien de los cristianos judíos.”(San Jerónimo s.IV) El hebreo que se hablaba en Palestina en tiempos del Señor, es el arameo. Y ha llegado a nosotros a traves de la traducción griega. San Mateo escribió para los cristianos consecuentes con el judaísmo estando aún en Palestina, lo que le sitúa en ese momento, entre la decada cuarta y quinta de Cristo.


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3.

ESTE ES EL HIJO MIO, EL PREDILECTO: EN EL HE PUESTO MI COMPLACENCIA

4. No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

No tentarás al Señor, tu Dios.

Retírate, Satanás (principe del mundo), porque escrito está: adorarás al Señor tu Dios y a El sólo servirás.

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Arrepentíos, porque el reino de los cielos ha llegado.

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Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.

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5. Bienaventurados :

Los pobres de espiritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Los que lloran (sufren), porque ellos serán consolados.
Los mansos porque ellos poseerán la tierra.
Los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos.
Los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados seréis cuando os injuriaren y persiguieren y dijeren todo mal contra vosotros mintiendo, por causa mía: alegraos y regocijaos, porque será grande vuestra recompensa en los cielos. Así persiguieron a los profetas que os precedieron.

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Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su fuerza, ¿con qué se salará? Para nada sirve ya, sino para que arrojada fuera sea pisada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad que está sobre un monte. Ni se enciende una lámpara y se pone bajo el celemín, sino que se coloca sobre el candelero, para que dé luz a todos los de la casa. Que brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas y glorifique a vuestro Padre, el de los cielos.

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No penséis que he venido a abolir la ley o los profetas. No he venido a abolir, sino a perfeccionar. Porque en verdad os digo: antes pasarán el cielo y la tierra que pasen una jota o un ápice de la ley sin que todo se cumpla. Por tanto, todo el que quebrante uno de estos mandamientos, los más pequeños, y enseñare así a los hombres, será el más pequeño en el reino de los cielos; pero el que los cumpliere y enseñare, éste será grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere más que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
  Habéis oído que se dijo a los antiguos: no matarás. Quien matare será reo de condenación. Pero yo os digo: todo el que se enfada con su hermano, será reo ante el tribunal. Y quien dijera a su hermano raca, responderá ante el sanedrín. Y quien le dijere necio, responderá con la gehenna del fuego. Si fueres al altar para hacer tu ofrenda y allí te acordares que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí delante del altar la ofrenda y ve primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda. Haz pronto la paz con tu adversario, mientras estás con él en el camino; no sea que te entregue al juez y el juez al guardia y seas encarcelado. En verdad te digo que no saldrás de allí mientras no pagues el último céntimo.
  Habéis oido que se dijo: No adulterarás. Pero Yo os digo: todo el que mira a una mujer con deseo, ya ha adulterado en su corazón. Si tu ojo derecho te escandaliza, arráncalo y arrójalo lejos de ti, porque te conviene más perder uno de tus miembros antes que tu cuerpo entero sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te escandaliza, córtala y arrójala de ti, porque te conviene más perder uno de tus miembros antes que tu cuerpo entero caiga en el infierno.
  Se dijo también: Si alguno despide (deja) a su mujer, que le dé libelo de repudio (divorcio). Pero Yo os digo: todo el que despide (deja) a su (marido/)mujer, excepto el caso de fornicación, hace que (él/)ella adultere, y quien se casa con (un/)una (repudiado/)repudiada (separad@), adultera.
  Habéis también oído que se dijo a los antiguos: No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos. Pero Yo os digo: No jurar de ningún modo. Ni por el cielo, porque es trono de Dios; ni por la tierra, porque es escabel de sus pies; ni por Jerusalén, porque es ciudad del gran rey; ni jures por tu cabeza, porque no puedes hacer blanco o negro un cabello. Sea, pues, vuestro lenguaje: Sí, sí; no, no. Lo que esto sobrepasa es del Malo.
  Habéis oido que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo: No resistir al malo, sino que si alguno te hiere en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Y al que quiere citarte a juicio y llevarse tu túnica, déjale también el manto. Y si alguno te requiere para una milla, ve con él dos. Da al que te pide y no rechaces al que quiere que tú le prestes.
  Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre, el del cielo, que hace salir el sol sobre malos y buenos y llueve sobre justos y pecadores. Por que, si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? ¿No hacen también esto los publicanos? Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también esto los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como es perfecto vuestro Padre celestial.

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6. Mirad que no hagáis vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos, pues de otra suerte no tendréis recompensa ante vuestro Padre el de los cielos.
  Por tanto, cuando hagas limosna no la anuncies a son de trompeta, como lo hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para ser honrados por los hombres; en verdad os digo que tienen ya su recompensa. Cuando haces limosna, que no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha; que tu limosna quede oculta, y tu Padre, el que ve en lo escondido, te premiará.

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Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que tienen ya su recompensa. Tú cuando ores, entra en tu aposento, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está allí, en lo escondído; y tu Padre, el que ve en lo escondído, te premiará.
Y cuando oréis, no digáis palabras inútiles, como los paganos; que se figuran van a ser oídos por su abundancia de palabras. No los imitéis; porque sabe vuestro Padre de que cosa tenéis necesidad antes de que vosotros le pidáis. Vosotros oraréis de esta manera:
Padre nuestro que estás en los cielos.
Santificado sea tu nombre.
Venga tu reino,
Hágase Tu voluntad,
también en a tierra como en el cielo.
  El pan nuestro de cada día dánosle hoy.
Y perdónanos nuestras deudas,
así como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en tentación,
más libranos del Malo.

Si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, ni vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

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Y cuando ayunéis, no os pongáis tristes, como los hipócritas, que desfiguran sus rostros, para que se vea que ayunan: en verdad os digo que ya tienen su recompensa. Tú, por el contrario, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que no te vean los hombres que ayunas, sino tu Padre, el que está en lo escondido: y tu Padre, el que ve en lo escondido, te recompensará.

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No atesoréis para vosotros en la tierra, donde la polilla y herrumbre destruyen y donde los ladrones perforan los muros y roban; atesorad, más bien, para vosotros en el cielo donde ni la polilla ni herrumbre destruyen y donde los ladrones no perforan los muros ni roban; porque donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón.

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La lámpara del cuerpo es el ojo; si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará iluminado; pero si tu ojo estuviere enfermo, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Si la luz que hay en ti es tinieblas, que grandes serán las tinieblas.

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Nadie puede servir a dos señores: porque odiará a uno y amará al otro; o seguirá a uno y despreciará al otro: no podéis servir a Dios y a las riquezas.

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No os angustiéis por vuestra existencia, qué comeréis o que beberéis; ni por vuestro cuerpo, cómo vestiréis; ¿no vale la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido? Mirad a las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni reúnen en los graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta: ¿no valéis vosotros más que ellas? ¿Quién de vosotros por angustiarse puede alargar un codo su existencia? ¿Y del vestido por qué os angustiáis? Aprended de los lirios del campo cómo crecen; no trabajan ni hilan. Y yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Y si a la hierba del campo que hoy existe y mañana es arrojada al horno, así la viste Dios, ¿cuánto más a vosotros desconfiados? No os angustiéis diciendo: ¿Qué comeremos? ¿o qué beberemos? ¿con qué nos vestiremos? Porque todo esto buscan los gentiles, y vuestro Padre celestial sabe lo que necesitáis. Buscad primero el reino y su justicia, y todas estas cosas se os darán por añadidura. No os angustiéis por el día de mañana, porque el día de mañana se cuidará de sí: bástale a cada día su trabajo.

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7. No juzguéis, para que no seáis juzgados, porque con el juicio que juzgareis seréis juzgados, y con la medida con que midiereis, seréis medidos. ¿Por qué ves la paja que hay en el ojo de tu hermano, y no consideras la viga que hay en el tuyo? O ¿cómo puedes decir a tu hermano: deja, te saco la paja de tu ojo, mientras hay una viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.

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No deis lo santo a los perros, ni arrojéis vuestras perlas a los puercos, no sea que las pisoteen con sus pies y se vuelvan para morderos.

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Pedid y se os dará; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá, porque todo el que pide, recibe; y el que busca encuentra, y al que llama se le abrirá. ¿O habrá entre vosotros alguno a quien su hijo le pida pan y le dé una piedra? ¿Si pide un pez, le dé una serpiente? Si vosotros, siendo malos, sabéis dar dones buenos a vuestros hijos, ¿con cuánta más razón vuestro Padre, el de los cielos, dará cosas buenas a los que le piden?
Todo lo que queráis que hagan los hombres con vosotros, hacedlo así vosotros con ellos. Porque ésta es la Ley y los Profetas.

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Entrad por la puerta estrecha, porque la puerta que conduce a la perdición es ancha, y el camino espacioso, y son muchos los que entran por ella. ¡Qué estrecha la puerta y angosto el camino que conduce a la vida y qué pocos son los que la encuentran!

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Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, y dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Por ventura se cogen uvas de los espinos o higos de los zarzales? Así todo árbol bueno produce frutos buenos, y el árbol malo produce frutos malos. Un árbol bueno no puede llevar frutos malos, ni un árbol malo llevar frutos buenos. Todo árbol que no produce fruto bueno se corta y echa al fuego. Por sus frutos, pues, los conoceréis.
No todo el que dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre el de los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre arrojamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces yo les responderé: Jamás os he conocido; alejaos de mi los que hicisteis el mal.

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Quien escucha estas palabras mías y las cumple, podrá compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre la roca: cayó la lluvia, vinieron las riadas, soplaron los vientos, azotaron la casa, y no cayó, porque estaba cimentada sobre la roca.Y quien escucha estas palabras mías y no las cumple, podrá compararse a un hombre necio, que edificó su casa sobre la arena: cayó la lluvia, vinieron las riadas, soplaron los vientos, dieron contra la casa, cayó, y su ruína fue grande.

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8. Yo iré a curarlo. En verdad os digo, en ninguno de Israel he encontrado tan grande fe. Y os aseguro que muchos vendrán de Oriente y de Occidente (gentiles: no judíos) y comerán con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mientras que los hijos del reino serán arrojados a las tinieblas, afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes. Vete y que se cumpla conforme a lo que has creído.

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Las zorras tienen cuevas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.
Sígueme, y deja a los muertos que entierren a los muertos.
¿Por qué teméis hombres de poca fe?

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9. Confía, hijo. Tus pecados están perdonados.

¿Por qué pensáis mal en vuestro corazón? ¿Qué es más facil, decir: Tus pecados están perdonados, o decir: Levántate y anda? Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder de perdonar los pecados en la tierra...

Levántate, toma tu camilla y marcha a tu casa.

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No necesitan de médico los sanos, sino los que están mal. Id y aprended qué significa: misericordia quiero y no sacrificio. Porque no he venido a llamar justos, sino pecadores.

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¿Pueden los convidados al banquete estar tristes mientras está con ellos el esposo? Ya vendrá tiempo en que les quiten al esposo, y entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de un paño recio a un vestido viejo, porque el remiendo tira del vestido y la rotura se hace mayor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos (¿Antiguo Testamento?). De lo contrario, los odres se rompen, el vino se derrama y los odres se pierden. El vino nuevo (¿Nuevo Testamento?) se echa más bien en odres nuevos (Arrepentíos, porque el reino de los cielos ha llegado) y ambos se conservan.

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La mies es mucha, pero los obreros, pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.

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10. No vayáis a tierra de gentiles, y no entréis en ciudad de samaritanos: sino id más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
Y en vuestra misión predicad y decid: El reino de los cielos ha llegado. Curad enfermos, resucidad muertos,limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis lo recibisteis, dadlo gratis. No tengáis oro, ni plata, ni calderilla en vuestros cintos, ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni saldalias, ni bastón, pues el obrero merece sus sustento.
Al entrar en una ciudad o en una aldea, informaos quién es digno; y quedaos allí hasta que partáis. Al entrar en la casa saludadla; y, si la casa lo merece, que vuestra paz entre en ella; mas si no lo merece, que vuestra paz vuelva a vosotros. Y si no os recibieren ni escucharen vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad y sacudid el polvo de vuestros pies.En verdad os digo: será más tolerable la suerte de Sodoma y de Gomorra en el día del juicio que la de aquella ciudad.
Mirad que yo os envío como a ovejas en medio de lobos: sed prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.Guardaos de los hombres; porque os entregarán al sanedrín, y os azotarán en sus sinagogas, y por mí seréis llevados a gobernadores y a reyes, para dar testimonio a ellos y a los gentiles. Y cuando os entreguen, no os preocupéis cómo o qué habéis de decir; pues se os comunicará en aquella hora lo que hayáis de hablar; no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre, quien hablará en vosotros. El hermano entregará al hermano a muerte, y el padre al hijo, y los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán. Y vosotros seréis odiados de todos por mi nombre; el que perseverare hasta el fin, ése se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra: en verdad os digo: no terminaréis con las ciudades de Israel hasta que venga el hijo del hombre.
No está el discípulo sobre el maestro, ni el siervo sobre su señor. Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al dueño de la casa le han llamado Beelzebul, ¡cuánto más a sus domésticos!
No les tengáis miedo: pues nada hay oculto que no haya de ser descubierto, ni secreto que no haya de ser conocido. Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que oís al oído, proclamadlo sobre las terrazas. No temáis a los que matan al cuerpo, pero no pueden matar el alma: temed más bien a quien puede (haceros) perder en el infierno alma y cuerpo. ¿No se venden dos pajaritos por un as? Pues bien, no cae a tierra ni uno de ellos sin el consentimiento de vuestro Padre. De vosotros hasta los cabellos de la cabeza están todos contados. Por tanto, no temáis: valéis más que muchos pajaritos.
A todo el que me confesare delante de los hombres, lo confesaré Yo delante de mi Padre, el de los cielos: a quien me negare delante de los hombres, Yo lo negaré delante de mi Padre, el de los cielos.
No creáis que vine a traer paz sobre la tierra; no vine a traer paz, sino espada. Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y serán enemigos del hombre los de su casa. El que ama al padre o a la madre más que a Mi, no es digno de Mi: y el que ama al hijo o a la hija más que a Mí, no es digno de Mí (si hay que elegir entre un ser querido y el bien). Quien no toma su cruz y me sigue, no es digno de Mí. El que encuentra (quien dedica su vida aquí a sí mismo) su vida, la perderá (la verdadera vida) y el que la pierde (su vida en este mundo) por Mí la encontrará (la vida eterna). Quien os recibe a vosotros me recibe a Mí, y quien me recibe a Mí, recibe al que me ha enviado (al Padre Dios). Quien recibe a un profeta porque es profeta, recibirá paga de profeta, y quien recibe a un justo porque es justo, recibirá paga de justo. Todo el que diere un vaso de agua fresta a uno de estos pequeños porque es discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa.

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11. Id y anunciad a Juan las cosas que oìs y veis. Lo ciegos recobran la vista y los cojos andan. Los leprosos quedan limpios y los sordos oyen. Los muertos resucitan y los pobres son evangelizados. Y bienaventurado es todo el que no se escandaliza de Mí.

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¿Qué salisteis a contemplar en el desierto?. ¿Una caña agitada por el viento? Entonces, ¿qué habéis ido a ver?. ¿A un hombre vestido delicadamente?. Pero los que llevan vestidos delicados están en los palacios de reyes. Entonces, ¿a qué habéis ido?. A ver a un profeta?. Ciertamente, os digo que a uno más que profeta. Este es de quien está escrito:
He aquí que envío a mi ángel delante de ti, el cual, delante de ti, preparará tu camino.
En verdad os digo que, entre los nacidos de mujer, no ha existido uno mayor que Juan Bautista. Pero el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él.

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Desde los días de Juan el Bautista hasta el presente, el reino de los cielos sufre violencia y los fuertes lo arrebatan. Porque hasta Juan todos los profetas y la ley han profetizado. El es, si queréis creer, el Elias que debía venir. Quien tenga oídos, que oiga.
¿Con quién compararé esta generación?. Es semejante a niños sentados en las plazas que, gritando a los compañeros, dicen: “Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos cantado un himno fúnebre, y no habéis llorado.” Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y dicen: “Tiene demonio.” Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “He aquí un hombre comedor y bebedor, amigo de publicanos y pecadores.” Mas la sabiduría se ha justificado con sus obras.

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¡Ay de ti, Corozaín!. ¡Ay de ti, Betsaida!. Porque si en Tiro y Sidón se hubieran hecho los milagros realizados en vosotras, tiempo ha que hubieran hecho penitencia en saco y en ceniza. Pero Yo os digo que en el día del juicio el castigo de Tiro y Sidón será menos riguroso que el vuestro. Y tú, Cafarnaúm, ¿por ventura te levantarás hasta el cielo?. Bajarás hasta el infierno. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, hubiera permanecido hasta el día de hoy. Pero yo os digo que el día del juicio será más soportable para la gente de Sodoma que para ti.

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Bendígote, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre; y al Padre nadie lo conoce sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo.
Venid a Mí todos los que estáis apenados y sobrecargados, y yo os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí, porque soy manso y humilde de corazón, y encontraréis alivio para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.

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12. ¿No habéis leído qué hizo David cuando tuvo hambre y los que le acompañaban?. ¿Cómo entró en la casa de Dios y comió los panes de la proposición, a pesar de que no estaba permitido comerlos ni a él ni a sus compañeros, sino solamente a los sacerdotes?. ¿O no habéis leído la ley que, en sábado, los sacerdotes en el templo viólan el sabado y no son culpables?. Pues Yo os digo que aquí hay algo mayor que el templo. Y si hubierais comprendido lo que significa: amo la misericordia y no el sacrificio, no hubierais condenado a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.

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¿Quién hay de vosotros que, si tiene una oveja y cae en un hoyo en sábado, no la coge y levanta?. Pues un hombre vale bastante más que una oveja. De manera que es lícito hacer bien en sábado. Extiende tu mano.

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Todo reino dividido contra sí, se arruinará, y cualquier ciudad o casa dividida contra sí, no resistirá. Y si Satanás echa a Satanás, dividido está contra sí. ¿Cómo podrá resistir su reino?. Si Yo arrojo a los demonios por Beelzebul, ¿vuestros discípulos por virtud de quién los arrojan?. Por esto ellos serán vuestros jueces.
Pero si Yo arrojo a los demonios por el Espíritu de Dios, es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. O ¿como puede uno entrar en la casa de otro fuerte y robarle sus bienes, si no ata primero al fuerte y entonces saquea su casa?. Todo el que no está conmigo, está contra Mí, y el que no recoge conmigo, pierde.

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Si tenéis un árbol bueno, su fruto será bueno. Si tenéis un árbol malo, su fruto será malo, porque el àrbol se conoce por el fruto. Raza de víboras, ¿cómo podéis decir cosas buenas, si sois malos?. Porque de la abundacia del corazón (alma, espíritu) habla la lengua. El hombre bueno saca cosas buenas del buen tesoro, pero el hombre malo saca cosas malas del mal tesoro. Os digo que los hombres darán cuenta en el día del juicio de cualquier palabra ociosa que dijeren. Porque por tus palabras te justificarás y por tus palabras te condenarás.

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¡Generación mala y adúltera!. Desea una señal y no se le dará otra que la del profeta Jonás. Porque como Jonás estuvo en el seno del cetáceo tres días y tres noches, así el Hijo del hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches.
Los habitantes de Nínive se levantarán en el día del juicio contra esta generación, y la condenarán, porque se arrepintieron con la predicación de Jonás, y aquí hay más que Jonás. La reina del Sur se levantará en el día del juicio contra esta generación y la condenará, porque vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay más que Salomón.

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Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, recorre lugares secos en busca de reposo. No lo encuentra y dice: Volveré a mi casa, de donde he salido. Y al llegar la encuentra libre, limpia y adornada. Marcha entonces y toma consigo otros siete espíritus peores que él, entra y habita allí, y el final de aquel hombre resulta peor que el principio. Así sucederá a esta generación perversa.

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¿Quién es mi madre y quiénes son mis parientes?. He aquí a mi madre y a mis parientes. Pues quien quiera que cumpla la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, hermana y madre.

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13. Salió el sembrador a sembrar. Y al sembrar, unos granos cayeron a lo largo del camino y vinieron los pájaros y los comieron. Otros cayeron en pedregales, donde no tenían mucha tierra, y brotaron en seguida, por no tener tierra profunda. Pero cuando salió el sol, los quemó; como no tenían raíces se secaron. Otros cayeron entre espinas, y, al crecer las espinas, los ahogaron. Otros cayeron en buena tierra y dieron fruto: uno, ciento; otro, sesenta; otro, treinta. Quien tenga oídos, que oiga.

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A vosotros se os ha concedido conocer los misterios del reino de los cielos, y a ellos, no. Porque a aquel que tiene se le dará y abundará: y a aquel que no tiene, se le quitará aún lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven y oyendo, no oyen, ni entienden. En ellos se cumple la profecía de Isaías, que dice: "Oiréis, pero no entenderéis; miraréis, pero no veréis. Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, y sus oídos oyen mal, y han cerrado sus ojos para no ver con los ojos ni oír con los oidos ni entender con su corazón, ni convertirse, ni que yo los sane."
Pero dichosos vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen. Porque en verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver las cosas que vosotros veis y no las vieron y oír las cosas que vosotros oís y no las oyeron.

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Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: Cuando uno escucha la doctrina del reino y no la entiende, es que viene el Maligno y arrebata lo que fue sembrado en su corazón: éste es el grano sembrado junto al camino.
El sembrado en pedregales representa a aquel que, oyendo la doctrina, al pronto la recibe con gozo. No hay en él raíces, es hombre de un momento. En viniendo una tribulación o persecución por causa del Evangelio, enseguida se escandaliza.
El sembrado en espinas representa al que oye la palabra, pero la solicitud de este mundo y la seducción de las riquezas sofocan la doctrina y queda sin fruto.
El sembrado en buena tierra significa aquel que oye la palabra y la entiende; éste lleva fruto y produce: uno, ciento; otro, sesenta; otro, treinta.

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El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero durante el sueño, vino su enemigo, sembró cizaña entre el trigo y se marchó. Cuando creció el sembrado y echó fruto, entonces apareció también la cizaña: Los siervos del señor fueron y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?. El les contestó: Un enemigo ha hecho esto. Dícenle los siervos: ¿Quieres que vayamos y la arranquemos? Les respondió: No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis juntamente con ella el trigo. Dejad creceer las dos juntas hasta la siega; y en el tiempo de la siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo llevadlo a mi granero.

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El reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza que cogió un hombre y sembró en su campo; y, con ser la más pequeña de todas las semillas, cuando se ha desarrollado, es mayor que las hortalizas, y resulta un árbol, de manera que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas.

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El reino de los cielos es semejante a la levadura que coge una mujer y la mete en tres sacos de harina hasta que todo fermenta.

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El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre, y el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, la cizaña son los hijos del Malo; el enemigo que la siembra es el diablo; la siega es el fin del mundo, los segadores son los ángeles. Como se ata la cizaña y se arroja el fuego, así sucederá al fin del mundo. Enviará el Hijo del hombre a sus ángeles y recogerán de su reino todos los escandalosos y a los que cometen la iniquidad y los arrojarán al horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de los dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su padre. Quien tenga oídos, que oiga.

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El reino de los cielos es semejente a un tesoro escondido en el campo; lo descubre un hombre y lo oculta, y en su alegría va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo.
También es semejante el reino de los cielos a un mercader que busca perlas finas. Cuando encuentra una de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra.
También es semejante el reino de los cielos a una red, que se echa en el mar y recoge de todo; una vez llena, la sacan a la orilla y sentados recogen lo bueno en los cestos y arrojan fuera lo malo. Así sucederá al fin del mundo, saldrán los ángeles y separarán a los malos de los justos y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de los dientes.

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¿Habéis entendido todo esto? Por esto todo escriba que se hizo discípulo del reino de los cielos es semejante al dueño de una casa que saca de su tesoro lo nuevo y lo viejo.

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Solo en su tierra y entre los de su casa es menospreciado el profeta.

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14. No hace falta que vayan; dadles vosotros de comer.

Traédmelos aquí.

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Confiad soy yo; no tengáis miedo.

Ven.

Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?

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15. ¿Y por qué vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición (también valdría traición)? Porque Dios dijo: "Honra al padre y a la madre, y quien maldiga al padre, o a la madre, sea condenado a muerte". Más vosotros decís: quien diga al padre o a la madre, es ofrenda sagrada todo lo mio que te sirve, ya no está obligado a honrar a su padre y a su madre; y habéis anulado el mandamiento de Dios por vuestra tradición. Hipócritas, con razón Isaías profetizó de vosotros:"Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Me dan un culto vano enseñando doctrinas, preceptos de hombres."

Oíd y comprended: No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre, sino lo que sale de la boca; eso es lo que contamina al hombre.
Toda planta que no plantó mi Padre celestial será arrancada.
Dejadles: son ciegos conductores de ciegos; y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en la fosa.

¿También estáis vosotros todavía sin inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que entra en la boca pasa al vientre y es arrojado al estercolero? Pero lo que sale de la boca viene del corazón, y eso es lo que contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, blasfemias. Eso es lo que contamina al hombre, pero el comer sin lavarse las manos no contamina al hombre.

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No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perros. Mujer, grande es tu fe: que te suceda como deseas.

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16. Al atardecer decís: buen tiempo, porque el cielo tiene color de fuego; y por la mañana: hoy tormenta, porque el cielo está de un rojo oscuro. Sabéis discernir el aspecto del cielo, ¿y no podéis discernir los signos de los tiempos? ¡Generación mala y adúltera! Busca una señal, y no se le dará otra que la de Jonás.

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Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos. ¿Por qué pensais dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan? ¿No comprendéis que no os he hablado de panes?

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¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?
Pero vosotros, ¿quién decís que soy Yo? Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo ha revelado la carne y la sangre, sino mi Padre celestial. Y, por tanto, Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Y te daré las llaves del reino de los cielos. Y cualquier cosa que ates en la tierra, será atada en los cielos. Y cualquier cosa que desates en la tierra, será desatada en los cielos.

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¡Apártate de mi vista, Satanás! Eres para Mi escándalo, porque no miras a las cosas de Dios, sino a las de los hombres.

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Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y me siga. Quien quiera salvar su vida, la perderá, y quien pierda su vida por mi causa, la ganará. Porque ¿qué aprovechará un hombre si gana el mundo entero, y pierde su alma?; o ¿qué dará un hombre a cambio de su alma? Pues el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con los ángeles de Dios, y entonces retribuirá a cada uno conforme a sus obras.
En verdad os digo que hay algunos de los aquí presentes que no verán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su reino.

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17.

ESTE ES MI HIJO PREDILECTO, EN QUIEN ME HE COMPLACIDO: ESCUCHADLO

Levantaos, no tengáis miedo. No contéis a nadie esta visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos. Elías ha venido ya, pero no le conocieron, sino que hicieron con él cuanto quisieron. Así también sufrirá el Hijo del hombre por parte de ellos.

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"¡Oh generación incrédula y perversa!, ¿hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os voy a sufrir?
Traédmelo aquí."
"Por vuestra falta de fe: porque yo os aseguro que, si vosotros tuvieseis tanta fe como un gramo de mostaza, diríais a este monte trasládate de aquí allá, y se trasladaría, y nada os sería imposible. Pero esta clase de demonios no se arroja sino con oración y con ayuno."

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El Hijo del hombre está para ser entregado en manos de los hombres, que lo matarán; pero al tercer día resucitará.

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18. En verdad os digo: si no os volvéis y hacéis como los niños, no entraréis en el reino de los cielos. Quién se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. Y quien reciba en mi nombre a un niño como éste, a mi me recibe. Pero quien escandalizare a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valiera que le ataran al cuello una piedra de moler que mueven los asnos y lo arojasen al profundo mar. ¡Ay del mundo por causa de los escándalos!. Es necesario que haya escándalos, pero ¡ay de aquel por quien viene el escándalo!. Si tu mano o tu pie te escandaliza, córtalo y arrójalo lejos de ti: mejor te será entrar en la vida manco o cojo, que ser arrojado con tus dos manos o tus dos pies en el fuego eterno. Y si tu ojo te escandaliza, arráncalo y arrójalo lejos de ti: mejor te será entrar en la vida con sólo un ojo que ser arrojado con tus ojos a la gehenna del fuego. Mirad no despreciéis a uno de estos pequeños, pues os aseguro que sus ángeles ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en los cielos. Pues el Hijo del hombre ha venido a salvar lo que estaba perdido. ¿Que os parece? Si uno tiene cien ovejas y se extravía una de ellas, ¿no dejará las noventa y nueve en los montes y se irá a buscar la extraviada?. Y si logra encontrarla, os aseguro que se alegra por ella más que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. De la misma manera, no quiere vuestro Padre celestial que se pierda ninguno de estos pequeños.

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Si tu hermano peca contra ti, repréndelo a solas. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma contigo un testigo o dos para que todo el negocio se falle sobre el dicho de dos o tres testigos. Si no les hace caso, habla a la Iglesia; y si desobedece a la Iglesia, sea para ti como el pagano y el publicano. En verdad os digo que todo lo que ateis en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desateis en la tierra, quedará desatado en el cielo.
Digoos además que, si dos de vosotros están de acuerdo en la tierra para pedir una cosa cualquiera, la conseguirán de mi Padre del cielo. Porque donde están reunidos dos o tres en mi nombre, alli estoy en medio de ellos.

...No te digo que hasta siete veces has de perdonar a tu hermano, sino hasta setenta veces siete.

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El reino de los cielos se parece a un rey que quiso tomar cuentas a sus siervos. Al comenzar le fue presentado uno que le debía diez mil talentos, y, como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer, sus hijos y todo lo que tenía y así satisfaciese. Entonces el siervo se echa por tierra y, postrado, le decía: Señor ten paciencia conmigo y todo te lo pagaré. Movido a compasión el señor de aquel siervo lo soltó y le perdonó la deuda. Pero al salir aquel siervo encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo ahogaba, diciendo: Paga cuanto debes. Y cayendo a sus pies, el compañero le suplicaba: Ten paciencia conmigo y te pagarè. Pero él no quería, sino que fue y lo metió en la carcel hasta que pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo que había pasado, se disgustaron mucho y fueron a contarle al señor todo lo sucedido. El señor entonces lo mandó llamar y le dijo: Siervo malvado, te perdoné toda aquella deuda porque me suplicaste, ¿no debías tú compadecerte también de tu compañero, como yo me compadecí de ti? E irritado su señor, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda su deuda. Así os tratará también mi Padre celestial si no perdonáis de corazón cada uno a su hermano.

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19. ¿No habéis leído que el que los creó al principio los hizo hombre y mujer? y dijo. Por eso dejará el hombre al padre y a la madre y se juntará a su esposa, y serán los dos una sola carne. De manera que no son ya dos, sino una sola carne. Pues bien lo que Dios unió, no lo separe el hombre.

Moisés, por consideración a vuestro carácter duro, os permitió repudiar a vuestras esposas, pero al principio no sucedió así. Yo os aseguro que el que repudie a su mujer, salvo caso de concubinato, y se case con otra, comete adulterio, y el que se casa con la repudiada adultera.

No todos comprenden este lenguaje, solamente aquellos a quienes les es condedido. Porque hay eunucos que han nacido así, y hay eunucos por la acción de los hombres, y hay eunucos voluntarios, en orden al reino de los cielos. Entienda el que pueda entender.

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Dejad a estos niños y no les impidáis que vengan a mi, porque de estos es el reino de los cielos.

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¿Por qué me preguntas sobre lo bueno? Uno es el bueno. Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra al padre y a la madre, amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Si quieres ser perfecto, ve, vende tus bienes y da a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo. Ven y sígueme.

En verdad os digo que el rico entrará con dificultad en el reino de los cielos. Os digo más: Más fácilmente entra un camello por el ojo de una aguja, que un rico en el reino de Dios. Para los hombres esto es imposible; pero para Dios todas las cosas son posibles

En verdad os digo que vosotros, los que me habéis seguido, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, en la restauración, también vosotros os sentaréis en doce tronos para reinar en las doce tribus de Israel. Y todo el que deja casas o hermanos o hermanas, padre o madre, o mujer, hijos o campos por mí, recibirá el céntuplo y poseerá la vida eterna. Muchos de los primeros serán últimos, y de los últimos, primeros.

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20. Porque el reino de los cielos es semejante a un amo que sale muy de mañana a contratar obreros para su viña. Habiéndose convenido con los obreros en un denario por día, los envió a su viña. Como saliese hacia la hora de tercia, vio a otros que estaban ociosos en la plaza, y les dijo: Id también vosotros a mi viña y os daré lo que sea justo. y ellos fueron. De nuevo salió hacia la hora sexta y nona e hizo lo mismo. Salió también a eso de la hora undécima y encontró otros parados y les dijo: ¿Qué hacéis aquí todo el día ociosos? Dícenle: Nadie nos ha contratado. Díceles: Id también vosotros a la viña. Cuando llegó la tarde dice el señor de la viña a su administrador: Llama a los obreros y dales el jornal, comenzando por los últimos hasta los primeros. Vinieron los de la hora undécima y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaron que recibirían más: pero también ellos recibieron un denario cada uno.Y después de recibirlo murmuraban contra el amo diciendo: Estos últimos han trabajado una hora y los ha igualado a nosotros, que hemos sufrido el peso de la jornada y el calor. Pero él le contestó a uno de ellos: Amigo, ninguna injusticia te hago, ¿no has convenido conmigo en un denario? Toma lo tuyo y vete; quiero dar a este último como a ti. ¿No puedo hacer lo que quiero con lo mio? ¿O tu ojo es malo porque yo soy bueno? Así los últimos serán los primeros, y los primeros, últimos. Porque muchos son llamados, pero pocos los elegidos.

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Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte, y lo entregarán a los gentiles para abofetearlo, azotarlo y crucificarlo, y al tercer día resucitará.

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¿Qué quieres? No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo beberé? Beberéis mi cáliz, pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es mío concederlo, sino a aquellos para los cuales está preparado por mi Padre. Sabéis que los jefes de los gentiles los dominan como señores y los grandes los oprimen. No debe suceder así entre vosotros, sino el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, deberá ser vuestro servidor. Y el que quiera ser el primero entre vosotros deberá ser vuestro esclavo. Como el Hijo del hombre, que no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate de muchos.

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21. Id a la aldea de enfrente y encontraréis enseguida una borrica atada y un pollino con ella. Desatadlos y traédmelos. Si alguno os dirije algo, decid que el Señor tiene necesidad de ellos y los va a devolver pronto.

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Está escrito: mi casa será casa de oración y vosotros hacéis de ella cueva de ladrones

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¿No habéis leído nunca que de la boca de los pequeñitos y niños de pecho te has hecho alabar?

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¡Nunca jamás lleves fruto!

En verdad os digo que, si tenéis fe y no dudáis, no sólo haréis lo de la higuera, sino aun si decís a este monte quítate y échate en el mar, lo lograréis. Cualquier cosa que pidáis con fe en la oración, la obtendréis.

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También yo os voy a hacer una pregunta, y si me la contestáis, os diré yo con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿de dónde era, del cielo o de los hombres?

Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.

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¿Qué os parece a vosotros? Un padre tenía dos hijos. Dirigiéndose al primero, le dijo: Hijo, ve y trabaja hoy en la viña. El respondió: Voy señor. Pero no fue. Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo. Y él le respondió: No quiero. Después se arrepintió y fue. ¿Quién de los dos hizo la voluntad del padre?

En verdad os digo que los publicanos y las meretrices os ganan en el reino de Dios. Porque vino Juan por el camino de la justicia y no le creísteis. Mas los publicanos y las meretrices le creyeron. Vosotros visteis y no os convertisteis ni le disteis fe.

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Oíd otra parábola: Era un propietario que había plantado una viña. Le puso una cerca, excavó en ella un lagar, levantó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó al extranjero. Cuando llegó el tiempo de los frutos envió a sus siervos a los labradores para tomar sus frutos. Los labradores cogieron a los siervos; a uno lo golpearon, a otro lo mataron, a otro lo apedrearon. Envía por segunda vez a otros siervos más numerosos que los primeros. Y les hicieron los mismo. Por fin les envió a su hijo pensando: A mi hijo lo respetarán. Los labradores cuando vieron al hijo se dijeron: Este es el heredero; vamos a matarlo y a quedarnos con su herencia. Lo cogieron, lo echaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el amo de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?

¿No habéis leído nunca en la Escritura (Biblia): Por esto os digo que el reino de Dios se os va a quitar a vosotros para darse a un pueblo que entregue sus frutos. Todo el que caiga sobre esta piedra se estrellará, y sobre quien ella caiga, lo aplastará.

La piedra que rechazaron los que edificaban, vino a ser la piedra angular

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22. El reino de los cielos es semejante a un rey que preparó un banquete de boda para su hijo. Y envió a sus criados a llamar a los invitados al banquete, pero no querían venir. Envió de nuevo otros criados con este encargo:
Decid a los invitados: he preparado mi convite, se han matado ya mis bueyes y animales cebados, y todo está preparado, venid al banquete.

Pero ellos, sin preocuparse, se marcharon; el uno a su campo, el otro a su negocio; los demás, cogieron a sus siervos los insultaron y los mataron. El rey, enfurecido, envió sus ejércitos, hizo perecer a aquellos homicidas y orendió fuego a su ciudad. Entonces dice a sus siervos: El banquete está preparado, pero los invitados no eran dignos.

Id a la sadida de los caminos y llamad al banquete a todos los que encontréis. Los siervos salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y se llenó de comensales la sala del banquete. Entró el rey para ver a los convidados, y encontró allí a uno sin traje de boda. Díjole: Amigo, ¿cómo has venido aquí sin traje de boda? Y él se quedó callado. Entonces dijo el rey a los sirvientes: Atadlo de pies y manos y arrojadlo a las tinieblas exteriores; allí será el llorar y el rechinar de dientes. Porque muchos son llamados y pocos escogidos.

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Hipócritas, ¿por qué me tentáis? mostradme la moneda del tributo. ¿De quién es esta imagen y la inscripción?

Dad, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios.

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Erráis, porque no entendéis las Escrituras ni el poder de Dios.

En la resurrección ni los hombres se casarán ni las mujeres serán dadas en matrimonio, sino que serán iguales como ángeles de Dios en el cielo.

Y sobre la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dice:

YO SOY EL DIOS DE ABRAHAM, EL DIOS DE ISAAC Y EL DIOS DE JACOB?

Dios no es Dios de muertos, sino de los que viven.

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Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.

Este es el mayor y primer mandamiento. Un segundo hay igual a el:

Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

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¿Qué os parece del Mesías? ¿De quien es hijo?

Pues ¿cómo David con inspiración lo llama Señor cuando dice: Dijo el Señor a mi señor: Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies? Si David lo llama Señor, ¿como es su hijo?

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23. En la cátedra de Moisés se sentaron los escribas y fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan, pero no obréis como ellos, porque ellos hablan y no hacen. Atan cargas pesadas e insoportables y las echan sobre las espaldas de la gente, pero ellos no quieren moverlas ni con su dedo. Hacen todas sus obras para ser vistos de los hombres. Por eso ensanchan las filacterias y alargan los flecos. Ambicionan el primer puesto en los banquetes y los asientos preferentes en las sinagogas, y los saludos en las plazas y ser llamados Rabbí por los hombres. Vosotros no os llaméis Rabbí, porque uno solo es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos.

No llaméis a nadie padre vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el celestial. No os llaméis directores, porque uno sólo es vuestro director: Cristo. El mayor entre vosotros será vuestro servidor. El que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado.

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¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! No entráis vosotros y a los que intentan entrar no los dejáis entrar. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que corréis el mar y la tierra para hacer un prosélito, y, cuando lo tenéis, lo hacéis hijo del infierno, doblemente peor que vosotros! ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: el jurar por el templo, no es nada; pero el que jura por el oro del templo, queda obligado! Insensatos y ciegos, ¿qué vale más, el oro o el templo, que santifica el oro? El jurar por el altar no es nada; pero quien jura por la ofrenda que está sobre el altar, queda obligado. Ciegos, ¿qué vale más, la ofrenda o el altar que santifica la ofrenda? El que jura por el altar, jura por él y por todo lo que hay encima de él. El que jura por el templo, jura por él y por el que lo habita; el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por el que se sienta sobre él. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que dais el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y decuidáis las cosas más importantes de la ley, la justicia, la misericordia y la fe; estas cosas había que hacerlas y aquéllas no dejarlas! ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis la parte exterior de la copa y del plato, mientras por dentro están llenos de rapacidad y avaricia! Fariseo ciego, limpia primero el interior de la copa para que también el exterior quede limpio. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que sois semejantes a los sepulcros blanqueados, que por fuera aparecen ciertamente vistosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! Así vosotros al exterior parecéis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis los sepulcros de los profetas y adornáislos monumentos de los justos, y decís: ¡Si nosotros hubiéramos vivido en los dias de nuestros padres, no hubiéramos participado con ellos en la muerte de los profetas! Así, pues, dais testimonio contra vosotros que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas. ¡Colmad, pues, la medida de vuestros padres!

¡Serpientes, raza de víboras! ¿cómo podréis escapar de la condenación del infierno? Por esto, mirad; os voy a enviar profetas, sabios y escribas. A unos los mataréis y los crucificaréis, a otros los azotaréis en vuestras sinagogas y los perseguiréis de ciudad en ciudad, para que caiga sobre vosotros toda la sangre inocente derramada en la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien matasteis entre el santuario y el altar. En verdad os digo: todo esto vendrá sobre la presente generación.

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¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise recoger tus hijos como la gallina recoge sus pollos bajo las alas y no quisiste! Vuestra casa va a quedar desierta. Os aseguro que no me volveréis a ver hasta que no digáis: Bendito el que viene en nombre del señor.

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24. ¿Véis todo esto? Pues os aseguro que no quedará aquí piedra sobre piedra; todo será destruido.

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Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre y dirán: Yo soy el Cristo, y engañarán a muchos. Oiréis hablar de guerras y de rumores de guerras. ¡Cuidado! no os turbéis; todo esto debe venir, pero no es todavía el fin. Pues se levatará pueblo contra pueblo y reino contra reino, y habrá en diversos sitios hambres, pestes y terremotos; y todo esto el comienzo de los dolores.

Entonces os entregarán a los tormentos y os matarán y por Mi seréis odiados de todos los pueblos. Muchos desfallecerán y unos a otros se traicionarán y se odiarán mutuamente. Surgirán muchos falsos profetas y engañarán a muchos. Y con el crecer de la maldad, se enfriará la caridad de muchos. El que persevere hasta el fin, ése se salvará. Y este evangelio del reino se predicará en toda la tierra, como testimonio para todas las naciones, y entonces vendrá el fin.

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Cuando viereis puesta en lugar santo la abominación de la desolación, la anunciada por el profeta Daniel, quien lee que entienda. Entonces los que están en Judea huyan a los montes, y el que está en la terraza, que no baje a coger lo de su casa, y el que está en el campo, que no vuelva a atrás a coger su manto. ¡Ay de las que estén encinta y criando aquellos días! Orad para que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado. Habrá entonces una tribulación grande, como no la ha habido desde el principio del mundo, ni la habrá. Y si aquellos días no se abreviasen, nadie se salvaría; pero por los elegidos se abreviarán.

Si entonces alguien os dice: Mira aquí o allí el Mesías... no creáis. Porque surgirán falsos profetas y presentarán grandes prodigios y maravillas hasta el punto de engañar, si fuera posible, aun a los elegidos. Mirad que os lo he predicho. De modo que si os dicen: Está en el desierto, no salgáis. Está en casa, no creáis. La venida del Hijo del hombre será como el relámpago, que sale por oriente y se va viendo hasta occidente. Dondequiera que esté el cadáver, allí se reunirán los buitres.

En seguida, después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su luz, las estrellas caerán del cielo y los poderes de los cielos se conmoverán. Aparecerá en el cielo el signo del Hijo del hombre y se lamentarán todas las tribus de la tierra y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria. Y enviará a sus ángeles con voz grande de trompeta, y reunirán a sus escogidos de los cuatro vientos, de uno a otro extremo del cielo.

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Oíd esta parábola tomada de la higuera: Cuando ya sus ramas se ponen tiernas y brotan las hojas, conocéis que se acerca el verano; de la misma manera, cuando veáis todas estas cosas, sabed que está ya cerca, a las puertas. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todas estas cosas sucedan. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Del día aquel y la hora nadie sabe, ni los angeles del cielo, sólo el Padre.

Como fueron los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Como en los días que precedieron al diluvio se comía y se bebía, se tomaba mujer o marido, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no se dieron cuenta hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos; así será la venida del Hijo del hombre. Dos estarán en el campo, uno será tomado y el otro será dejado; dos darán vueltas a la rueda de moler, una será tomada y otra será dejada.

Velad, pues, porque no sabéis en qué día llegará vuestro Señor. Porque sabed esto: que si el amo de la casa supiera a que hora había de venir el ladrón, velaría y no dejaría que perforasen su casa. Por esto, también vosotros estad preparados, porque el Hijo del hombre vendrá en la hora que no pensáis. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el Señor puso al frente de su servidumbre, para que le dé a su tiempo la comida? Dichoso este siervo si, cuando llegare su señor, lo encontrare obrando así. En verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si ese siervo malo dijere en su corazón: Mi amo tarda; y se pusiere a golpear a sus compañeros y a comer y a beber con los borrachos, vendrá su señor en día que no espera y en hora que no conoce, lo castigará terriblemente y lo pondrá en la parte de los hipócritas. Allí será el llanto y el crujir de dientes.

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25. Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes, que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco prudentes. Las necias tomaron sus lámparas sin haberse provisto de aceite; en cambio, las prudentes tomaron aceite en vasos juntamente con sus lámparas. Como el esposo tardase, todas sintieron sueño y se durmieron. A media noche se oyó un grito: ahí está el esposo, salid a su encuentro. Entonces se levantaron todas aquellas vírgenes y prepararon sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan. Pero contestaron las prudentes: A lo mejor no basta para nosotras y vosotras; mejor es que vayáis a los vendedores y compréis para vosotras. Mientras se fueron a comprar, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete nupcial y se cerró la puerta. Después llegaron las otras vírgenes y decían: Señor, señor, ábrenos. Mas él respondió: En verdad os digo que no os conozco. Vigilad, porque no sabéis el día ni la hora.

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Como un hombre que, al partir de viaje, llama a sus propios siervos y les confía sus bienes. Y al primero da cinco talentos, al otro dos, al tercero uno. A cada uno según su capacidad; después se marcha. Luego, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. De la misma manera el que había recibido dos, ganó tabién otros dos. Pero el que había recibido uno sólo hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y les pide cuentas. Se presenta el que había recibido cinco talentos y ofrece otros cinco, diciendo: Señor, me entregaste cinco talentos, mira otros cinco que he ganado. Dícele su señor: ¡Bien!, siervo bueno y fiel; fuiste fiel en lo poco, yo te pondré al frente de lo mucho; entra en el gozo de tu señor. Se acercó a su vez el de los dos talentos, y dijo: Señor, me entregaste dos talentos; mira otros dos que he ganado. Dícele su señor: ¡Bien!, siervo bueno y fiel; fuiste fiel en lo poco, yo te pondré al frente de lo mucho; entra en el gozo de tu señor. Se acerca el que había recibido un talento y dice: Señor. sé que eres hombre duro, que quieres cosechar donde no has sembrado y recoger donde no has echado; por temor fui y oculté en la tierra tu talento: ahí tienes lo tuyo. Contestóle su señor: Siervo malo y perezoso, sabías que quiero cosechar donde no sembré y recoger donde no eché. Debías, pues, haber llevado mi dinero a los banqueros y a mi vuelta habría recibido lo mío con rédito. Quitadle, pues, el talento y dadlo al que tiene diez talentos. Porque a todo el que tiene se dará y abundará, y al que no tiene se le quitará aún lo que tiene. Y al siervo inútil arrojadlo a las tinieblas exteriores; allí será el llanto y el crujir de dientes.

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Cuando venga el Hijo del hombre en su gloria y todos los ángeles con él, se sentará sobre su trono de gloria, y se reunirán delante de él todas las naciones, y separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y colocará las ovejas a su derecha y los cabritos a la izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: Venid los benditos de mi Padre; entrad a poseer el reino que os está preparado desde el principio del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; fui peregrino y me hospedasteis; estuve desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a Mí. Entonces le dirán los justos: ¿Cuándo, Señor, te vimos con hambre y te dimos de comer, con sed y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos peregrino y te recibimos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en cárcel y te visitamos? El Rey les responderá: En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos, los más pequeños, a Mí lo hicisteis. Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de Mí, los malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles. Pues tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui peregrino, y no me hospedasteis; estuve desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en cárcel, y no me visitasteis. Entonces dirán ellos: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, o sediento, o desnudo, o enfermo, o en cárcel y no te asistimos? Entonces les contestará: En verdad os digo, cuanto no hicisteis a uno de estos los más pequeños, a mí dejasteis de hacerlo. E irán éstos a castigo eterno, y los justos a vida eterna.

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26. Sabéis que dentro de dos días es la Pascua y el Hijo del hombre va a ser entregado para ser crucificado.

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¿Por qué molestáis a esta mujer? Ha hecho una buena obra conmigo, porque a los pobres siempre los tendréis entre vosotros, pero a Mí no me tendréis siempre, y, al derramar ella este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho para sepultarme (honrar su muerte inminente). En verdad os digo que donde se predique este Evangelio, en todo el mundo se dirá también lo que ella ha hecho, para memoria suya.

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Id a la ciudad, a un hombre, y decidle: El Maestro dice "Mí tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discípulos".

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En verdad os digo que uno de vosotros me entregará.

El que mete conmigo la mano en el plato, ése me entregará. El Hijo del hombre se va, conforme a lo que está escrito de él; pero ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! Más le valiera no haber nacido.

Tú lo has dicho.

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Tomad, comed. Este es el cuerpo mío.

Bebed todos de él porque ésta es la sangre mía, de la alianza, la que va a ser derramada por muchos, para remisión de pecados. Os digo que ya no beberé de este fruto de la vid hasta el día aquel en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.

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Todos vosotros os escandalizaréis de Mí en esta noche, porque está escrito: Heriré al pastor y se dispersaran las ovejas del rebaño. Pero, después que resucite, iré delante de vosotros a Galilea.

En verdad te digo que esta noche, antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.

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Quedaos aquí mientras voy allí a orar. Mi alma siente tristeza de muerte. Quedaos aquí y velad conmigo.

Padre mío, si es posible, pase de Mi este cáliz; pero no como Yo quiero, sino como Tú.

¿De modo que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad para que no entréis en tentación. El espíritu, pronto; pero la carne, débil.

Padre Mío, si esto no puede pasar sin que lo beba, que se haga tu voluntad.

¡Dormid ya y descansad! Mirad, ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores. ¡Levantaos! ¡Vamos! Mirad que está cerca el que me entrega.

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Amigo, ¿para qué has venido?

Pon tu espada en su sitio, porque todos los que usan espada, morirán por la espada. ¿Crees tú que no puedo invocar a mi Padre y me enviaría enseguida más de doce legiones de ángeles? ¿Cómo entonces se cumplirían las Escrituras, según las cuales debe suceder así?

Como a un ladrón habéis salido a prenderme, con espadas y palos. Diariamente enseñaba sentado en el templo y no me prendisteis. Pero todo esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras de los profetas.

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Tú lo has dicho; y os digo que un día veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha del Poder y venir sobre las nubes del cielo.

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27. Tú lo dices.

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Eli, Eli, lema sabactani?

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¡ALEGRAOS! NO TEMAIS. ID Y ANUNCIAD A MIS HEMANOS QUE VAYAN A GALILEA, Y ALLI ME VERAN.

ME HA SIDO DADO TODO PODER EN CIELO Y TIERRA. ID PUES, Y HACED DISCIPULOS A TODAS LAS GENTES, BAUTIZANDOLAS EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPIRITU SANTO, ENSEÑANDOLAS A GUARDAR TODO LO QUE OS HE MANDADO. Y SABED QUE YO ESTOY CON VOSOTROS TODOS LOS DIAS HASTA EL FIN DEL MUNDO




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SAN MARCOS

"El segundo Evangelista es Marcos, intérprete de Pedro y primer obispo de la iglesia de Alejandría, el cual no conoció personalmente al Salvador; pero escribió cuanto oyó decir en público a su maestro, más conforme a la verdad de los hechos que con el orden."(San Jerónimo s.IV) Su Evangelio es el segundo por orden de tiempo y puede llamarse Evangelio de San Pedro, pues Marcos no conocío a Jesús personalmente sino por los relatos de su maestro Pedro.




TU ERES EL HIJO MIO, EL PREDILECTO; EN TI ME COMPLAZCO

El tiempo se ha cumplido, está ya presente el reino de Dios: haced penitencia y creed en el Evangelio.

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Seguidme y haré que seáis pescadores de hombres.

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Cállate y sal de El.

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Vamos a otro sitio, a las aldeas vecinas, para predicar también allí; porque para eso he salido.

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Sigueme

No necesitan de médico los sanos, sino los que están mal. No he venido a llamar a justos, sino pecadores.

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¿Pueden los convidados al banquete ayunar mientras está con ellos el esposo? Mientras tienen consigo al esposo no pueden ayunar. Ya vendrá tiempo en que se les quite al esposo, y entonces, en ese tiempo, ayunarán. Nadie cose un remiendo de paño recio con un vestido viejo. De lo contrario, el remiendo tira de él, lo nuevo de lo viejo, y la rotura se hace mayor. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos. De lo contrario, el vino rompe los odres, y se pierde el vino y los odres. El vino nuevo se echa, más bien, en odres nuevos.

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¿No habéis leído nunca lo que hizo David cuando tuvo necesidad y hambre él y sus compañeros? ¿Cómo entró en la casa de Dios en tiempo del sumo sacerdote Abiatar y comió los panes de la proposición, que sólo pueden comer los sacerdotes, y dió también de ellos a los que iban con él?

El sábado es por el hombre, y no el hombre por el sabado. Así que el Hijo del hombre es señor aun del sábado.

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¿Cómo puede Satanás arrojar a Satanás? Si un reino está dividido contra sí, este reino no puede resistir. Y si una casa está dividida contra sí, esta casa tampoco puede resistir. Y si Satanás se levanta contra sí y se divide, tampoco puede resistir, sino que viene la ruina. Y nadie puede entrar en la casa de uno fuerte y robarle sus bienes, si primero no ata al fuerte y entonces saquea la casa.

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En verdad os digo que cualquier pecado y blasfemia que dijeren los hombres se les perdonará; pero quien blasfemare contra el Espiritu Santo no tendrá jamás perdón, sino que será siempre reo de pecado. Porque decían: tiene un espiritu inmundo.

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¿Quién es mi madre y mis hermanos? He aqui a mi madre y mis hermanos. El que hace la voluntad de Dios, esé es mi hermano, y hermana y madre.

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4. Oíd, salió el sembrador a sembrar. Y sucedió que, al sembrar, parte cayó a lo largo del camino, y vinieron los pájaros y lo comieron. Parte cayó en un pedregal, donde no tenía tierra bastante, y nació enseguida por no estar en tierra profunda. Mas, cuando salió el sol, se quemó, y, como no tenía raices, quedó seco. Parte cayó entre espinas, y crecieron las espinas, lo ahogaron y no dió fruto. Parte cayó en buena tierra, nació y creció y dió fruto, uno treinta, otro sesenta y otro ciento.

Quien tenga oídos para oír, oiga.

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A vosotros se os ha concedido el misterio del reino de Dios; pero a esos de fuera, todo se les da en parábolas, de tal manera que viendo, ven y no entienden y oyendo, oyen y no comprenden, y así no se conviertan y sean perdonados.

¿No entendéis esta parábola? Entonces, ¿cómo vais a entender todas las otras? El sembrador siembra la palabra. Los que están a lo largo del camino son aquellos donde se siembra la palabra, y apenas han oído, en seguida viene Satanás y quita la palabra sembrada en ellos. Y a su vez aquellos que reciben la semilla en tierra pedregosa son los que cuando oyen la palabra en seguida la reciben con alegría, pero no tienen raíz dentro de sí mismo, son hombres de momento; cuando llega la tribulación o la persecución por causa de la palabra, al punto se escandalizan. Otros son aquellos en que se siembra entre espinas; tales son los que oyen la palabra pero las preocupaciones del mundo y la seducción de la riqueza y las demás concupiscencias que tienen ahogan la palabra y se queda estéril. Finalmente, aquellos en que se siembra en buena tierra son los que oyen la palabra, la reciben y llegan a producir fruto, uno treinta, otro sesenta y otro ciento.

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¿Por ventura se tiene la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla en el candelabro? Pues nada hay oculto sino para que se manifieste; nada está escondido sino para que se haga público. Quien tenga oídos para oír, oiga.

Mirad lo que oís; con la medida con que midiereis se medirá a vosotros, y aun se añadirá a vosotros los que escucháis. Al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará aun lo que tiene.

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El reino de Dios es como cuando un hombre arroja la semilla en la tierra. Mientras duerme y está despierto, por la noche y por el día, la semilla germina y crece sin que él sepa cómo. Por sí misma produce la tierra, primero la caña, después la espiga, por fin el trigo formado en la espiga. Y, cuando el fruto permite, coge la hoz, porque ha llegado la siega.

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¿Cómo compararemos el reino de Dios o con qué parábola lo describiremos? Con el gramo de mostaza, que se siembra en la tierra. Aunque es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra cuando se siembra, crece y se hace mayor que todas las hortalizas, y echa ramas tan grandes que las aves del cielo pueden habitar bajo su sombra.

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6. Un profeta sólo es desestimado en su pais entre sus parientes y familia.

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En cualquier sitio donde entréis en una casa, quedaos en ella hasta que salgáis de allí. Y si en algún sitio no os reciben ni os escuchan, salid de allí y sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos.

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7. Bien profetizó Isaías de vosotros los hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mi. Medan un culto vano, enseñando doctrinas, preceptos humanos. Dejando el mandamiento de Dios, os atenéis a la tradición de los hombres, a las purificaciones de las ollas y de los vasos y otras muchas cosas semejantes que hacéis. ¡Bien habéis anulado el mandamiento de Dios, por mantener vuestra tradición! Moisés dijo: Honrra a tu padre y a tu madre, y quien maldiga al padre o a la madre, sea condenado a muerte. Pero vosotros de decís: si uno dice al padre o a la madre: todo lo mio que te sirve es corbán, es decir, ofrenda sagrada, ya no le permitís hacer nada en favor del padre o de la madre, anulando así la palabra de Dios con la tradición vuestra que habéis transmitido,y hacéis otras muchas cosas de ese genero.

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Oídme todos y entended. No hay nada fuera de hombre que, entrando en él, pueda mancharlo, sino que lo que sale del hombre, eso es lo que mancha. Quien tenga oídos para oír, que oiga.

¿También vosotros estáis tan faltos de inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no lo puede manchar, ya que no entra en su corazón, sino en el vientre, y después va al estercolero? Lo que sale del hombre, eso es lo que mancha al hombre. Porque del corazón de los hombres salen los malos pensamientos, fornicaciones, hurtos, homicidios, adulterios, avaricia, iniquidades, engaños, lascivia, envidia, blafemia, soberbia, impiedad. Todos estos males salen de adentro y manchan al hombre.

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Deja que primero se sacien los hijos; porque no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los paganos

Por eso que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija.

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8. ¿Por qué pide esta generación una señal? Yo os aseguro que no se le dará señal a esta generación.

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Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes. ¿Por qué decís que no tenéis pan? ¿Todavía no comprendéis ni entendéis? ¿Tenéis cerrada vuestra inteligencia? ¿Tenéis ojos y no veis y oídos y no oís? ¿No os acordáis de cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Cuántas canastas recogisteis llenas de trozos? ¿Y cando los siete panes a los cuatro mil? ¿Cuantos cestos recogisteis llenos de trozos? ¿Todavía no entendéis?

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¿Quien dice la gente que soy yo?

Pero vosotros, ¿quién decís que soy yo?

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¡Apartate de mi vista Satanás; porque no miras a las cosas de Dios, sino a las de los hombres!

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Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y me siga. Quien quiera salvar su vida, la perderá; y quien pierda su vida por mi causa y por el Evangelio, la salvará. Porque, ¿qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma? ¿qué dará el hombre a cambio de su alma? Quien se averguence de mí y de mis palabras ante esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los ángeles santos.

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9. En verdad os digo que hay algunos de los aquí presentes que no verán la muerte hasta que vean el reino de Dios que viene en poder.



ESTE ES MI HIJO, EL PREDILECTO, ESCUCHADLE



Elías, ciertamente, con su venida primero, restaurará todas las cosas. Mas ¿cómo está escrito del Hijo del hombre que sufrirá mucho y será deshonrado? Pero yo os digo que Elías ya vino e hicieron con él cuanto quisieron, como está escrito sobre él.

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El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de hombres que lo matarán. Pero, después de muerto, resucitará al cabo de tres días.

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¿De qué veniaís hablando por el camino?

Si alguno quiere ser el primero, ha de ser el último de todos y el servidor de todos.

Quien recibe a uno de estos niños en mi Nombre, a mí me recibe; y quien me recibe a mí, no es a mí a quien recibe, sino a aquel que me ha enviado.

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No se lo prohibáis, porque no hay ninguno que haga un prodigio en mi nombre que pueda en seguida injuriarme. Pues quien no está contra nosotros, está a nuestro favor. Quien os diere de beber un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, en verdad os digo que no perderá su recompensa.

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Quien escandalizare a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le colgasen al cuello una rueda de molino que mueven los asnos y que lo arrojasen al mar.

Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala; más te vale entrar manco en la vida, que irte con las dos manos al infierno, al fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo; más te vale entrar en la vida cojo que ser arrojado al infierno con los dos pies. Y si tu ojo te escandaliza, sácalo; más te vale entrar en el reino de Dios con un solo ojo, que con dos ojos ser arrojado al infierno, donde su gusano no muere, ni el fuego se apaga.

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Porque todo será salado con fuego. La sal es buena; pero si la sal se convierte insípida, ¿con qué se le dará sabor? Tened sal en vosotros y vivid en paz los unos con los otros.

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10. ¿Qué es lo que os mandó Moisés?

Este mandamiento Moisés lo escribió por vuestra dureza de corazón. Pero al principio de la creación, Dios los hizo hombre y mujer. Por lo cual dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos vendrán a ser una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una carne. Pues bien, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre.

Quien repudia a su mujer y se casa con otra, adultera contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.

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Dejad que los niños se acerquen a mí, y no los impidáis, porque de los que son así es el reino de los cielos. Yo os aseguro que quien no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.

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¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino solo Dios. Conoces los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, no dañarás, honra a tu padre y a tu madre.

Una cosa te falta. Ve, vende cuanto tienes y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo. Ven y sígueme, tomando la cruz.

¡Que dificilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!

Hijos, ¡qué difícil es para los que confían en las riquezas entrar en el reino de Dios! Es más fácil que un camello entre por el ojo de la aguja que un rico entre en el reino de Dios.

Para los hombres es imposible, pero no para Dios; porque todas las cosas son posibles para Dios.

En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa o hermanos o hermanas, madre o padre, hijos o campos por mí y por el Evangelio que no reciba el céntuplo ahora, en este mundo, en casas, hermanos y hermanas, y madres, hijos y campos, juntamente con persecuciones, y en el otro mundo, la vida eterna. Y muchos de los primeros serán los últimos, y los últimos serán primeros.

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Como veis, subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los principes de los sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, y lo abofetearán y le escupirán; lo azotarán y lo matarán, y después de tres días resucitará.

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¿Qué queréis os conceda?

No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo beberé o recibir el bautismo con que yo voy a ser bautizado?

Beberéis el cáliz que yo voy a beber y recibiréis el bautismo con que yo voy a ser bautizado, pero lo de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es mío concederlo, sino a aquellos para los cuales está preparado.

Sabéis que los que son reconocidos como principes entre los gentiles los gobiernan como señores y los grandes de ellos los oprimen. No debe suceder así entre vosotros, sino el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, deberá ser vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, deberá ser esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida como rescate de muchos.

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Llamadlo

¿Qué quieres que te haga?

Vete, tu fe te ha curado.

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11. Id a la aldea de enfrente y encontraréis enseguida un pollino atado, sobre el cual nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Si alguien os dice: ¿Por qué hacéis esto? decid que el Señor lo necesita y pronto lo remitirá aquí.

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Que nunca jamás coma nadie fruto de ti.

¿No está escrito: Mi casa será considerada como casa de oración para todas las gentes? Y vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones.

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Tened fe en Dios. En verdad os digo que todo el que diga a este monte: arráncate y échate en el mar, sin dudar en su corazón y creyendo que se hará lo que dice, lo obtendrá. Por esto os digo: creed que recibiréis y lograréis todas las cosas que pedís en la oración. Cuando os ponéis a orar, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que vuestro Padre celestial os perdone vuestras faltas.

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Yo os voy a preguntar una cosa: Respondedme y os diré con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Contestadme.

Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.

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12. Un hombre plantó una viña. Le puso una cerca, excavó un lugar y levantó una torre. La arrendó a unos labradores y se marchó al extranjero. A su tiempo envió a los labradores un siervo para que le entregasen los frutos de la viña. Ellos lo cogieron, lo azotaron y lo remitieron sin nada. Por segunda vez les envió otro siervo. A éste lo golpearon en la cabeza y lo deshonraron. Les envió otro, y a este lo mataron. Después, otros muchos. A unos azotaron y a otros mataron. Tenía todavía uno: el hijo querido. Se lo envió el ultimo, pensando: respetarán a mi hijo. Pero los labradores se dijeron: éste es el heredero; vamos a matarlo, y la herencia será nuestra. Lo cogieron, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Qué hará el amo de la viña? Irá, matará a los labradores y dará la viña a otros.

¿No habéis leído este texto: La piedra que rechazaron los que edificaban, vino a ser la piedra angular. Esto ha sido obra del Señor, admirable a nuestros ojos?

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¿Por qué me tentáis? Traedme un denario para verlo. ¿De quién es esta imagen e inscripción?

Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.

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¿No es verdad que os equivocáis porque no conocéis las Escrituras y el poder de Dios? Cuando resuciten de entre los muertos, ni los hombres se casarán ni las mujeres serán dadas en matrimonio, sino que serán como ángeles en los cielos.

Y sobre la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el pasaje de la zarza, cómo le habló Dios: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? No es Dios de muertos, sino de los que viven. Mucho os equivocáis.

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El primero es: Escucha Israel, el Señor, nuestro Dios, es único Señor. Y amarás al Señor, tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con toda tu fuerza.

El segundo, éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos.

No estás lejos del reino de Dios.

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¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David dijo, inspirado por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies. El mismo David le llama Señor, ¿cómo, pues, es su hijo?

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Guardaos de los escribas, que gustan andar con amplias túnicas y ser saludados en las plazas. Desean los primeros puestos en las sinagogas y en los banquetes. Estos, que devoran los bienes de las viudas y aparentan orar mucho, tendrán un juicio bastante severo.

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En verdad os digo que esta pobre viuda ha echado más que todos los que han echado en el cepillo. Porque todos han echado de lo que les sobraba; más esta, en su indigencia ha echado cuanto poseía, todo su sustento.

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13. ¿Ves estas grandes construcciones? No quedará piedra sobre piedra que no sea destruida.

Mirad que nadie os engañe. Muchos vendrán en mi nombre diciendo: "Yo soy". Y engañarán a muchos. Cuando oigáis que hay guerras y rumores de guerras, no tengáis miedo. Es preciso que esto suceda, pero no es todavía el fin. Pues se levantará pueblo contra pueblo y reino contra reino. Habrá terremotos en diversos sitios, habrá hambre, y éste es el comienzo de los dolores.

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Mirad por vosotros mismos. Os entregarán al Sanedrín, seréis azotados en las sinagogas y compareceréis ante gobernadores y reyes por mi causa para dar testimonio ante ellos. Y es preciso que primero sea predicado el Evangelio a todas las gentes. Cuando os lleven para entregaros, no os preocupéis de lo que habéis de decir, sino que diréis lo que en aquel momento se os comunique, pues no sois vosotros los que habláis, sino el Espiritu Santo. El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo, y los hijos se levantarán contra los padres y los matarán. Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre. Quien persevere hasta el fin, ése se salvará.

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Cuando veáis la abominación de la desolación puesta donde no debiera estar, que el lector entienda, entonces los que están en Judea, huyan a las montañas. Y quien esté en la terraza, no baje ni entre para recoger algo de su casa. El que esté en el campo no se vuelva atrás para recoger su manto. ¡Ay de las que estén encinta y criando en aquellos días! Orad para que no suceda en invierno. Habrá en aquellos días tal tribulación cual no la ha habido desde el principio de la creación, obra de Dios, hasta ahora, ni la habrá. Y si el Señor no acortase aquellos días, nadie se salvaría. En atención a los elegidos se abreviarán.

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Si entonces alguien os dice: "Mira aquí, mira allí el Cristo", no creáis. Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, y presentarán señales y prodigios para engañar, si fuera posible, a los elegidos. Estad, pues, atentos. Por eso os lo he predicho todo.

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En aquellos días, después de la tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará resplandor, los astros caerán del cielo y las estrellas temblarán en los cielos. Entonces verán al Hijo del hombre venir en las nubes con gran poder y gloria. Y enviará a los ángeles y reunirá a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.

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Aprended esta parábola tomada de la higuera: Cuando sus ramas se ponen ya tiernas y echa las hojas, conocéis que está cerca el buen tiempo. Así también, cuando veáis que suceden estas cosas, conoced que está ya cerca, a la puerta. En verad os digo que no pasará esta generación sin que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Del día aquel y la hora, nadie sabe; ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino el Padre.

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Estad alerta, vigilad; porque no sabéis cuándo vendrá este tiempo. Es como cuando un hombre se va de viaje, deja su casa y hace encargo a sus siervos, a cada uno su trabajo, y al portero encargó que vigilase. Vigilad, porque no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer o a media noche, o al canto del gallo, o por la mañana; no sea que por venir de improviso os encuentre dormidos. Y lo que a vosotros os digo, se lo digo a todos: vigilad.

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14. Dejadla, ¿por qué la molestáis? Ha hecho una obra buena conmigo. Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros y podréis socorrerles cuando queráis, pero a mí no me tendréis siempre. Hizo lo que ha podido: se ha adelantado a perfumar mi cuerpo para la sepultura. En verdad os digo que, dondequiera que se predique el Evangelio, en todo el mundo, se contará también lo que ella ha hecho, para memoria suya.

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Id a la ciudad y os saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua. Seguidlo, y donde entre, diréis al dueño de la casa: el Maestro dice, ¿dónde está mi sala para comer la Pascua con mis discípulos? Y él os enseñará arriba una sala grande alfombrada y preparada. Hacednos allí los preparativos.

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En verdad os digo que uno de vosotros me entregará, el que come conmigo. Uno de los Doce que moja conmigo en el plato. El Hijo del hombre se va como está escrito de él; pero ¡ay del hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! Más le valiera no haber nacido.

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Tomad, éste es el cuerpo mío.

Esta es la sangre mía, de la alianza, la que va ser derramada por muchos. En verdad os digo que no beberé ya el fruto de la vid hasta el día aquel en que lo beba nuevo en el reino de Dios.

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Todos os escandalizaréis, porque está escrito: Heriré al pastor y las ovejas se dispersarán. Pero, después que yo resucite, iré delante de vosotros a Galilea.

En verdad te digo que tú hoy, esta noche, antes de que el gallo cante la segunda vez, me negarás tres veces.

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Mi alma siente tristeza de muerte. Quedaos aquí y velad.

Abba, Padre, todas las cosas te son posibles. Aparta de mí este cáliz. Pero no lo que YO quiero, sino lo que TU quieres.

Simón ¿duermes? ¿No has podido velar una hora? Velad y orad para que no entréis en tentación. El espíritu, pronto; la carne, débil.

¡Dormíd ya y descansad! ¡Basta! Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en las manos de los pecadores. ¡Levantaos! ¡Vamos! Mirad que está cerca el que me entrega.

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Habéis salido con espadas y palos para prenderme como a un ladrón. Diariamente estaba entre vosotros, enseñando en el templo, y no me prendisteis. Así se cumplirán las Escrituras.

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Yo soy. Y veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha del PODER y venir sobre las nubes del cielo.

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Tú lo dices.

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(Eloi, Eloi, lama sabactani?) Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

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Id por todo el mundo, predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y se bautizare, se salvará; el que no creyere, se condenará. A los que creyeren acompañarán estas señales: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán las serpientes y aunque bebieran algo mortífero, no les dañará. Impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán sanos.

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SAN LUCAS

"Médico antioquense"(San Jerónimo s.IV).
San Lucas no conoció personalmente a Jesús. Fue discípulo y compañero constante del apóstol San Pablo. Entre los años 58 y 60, vivió en Palestina, recogiendo datos orales y escritos, ordenandolos con criterio histórico y transcribiendolos al griego. Suyo es el retrato literario más completo de la Virgen María, así como el exclusivo del nacimiento y juventud Jesús y de San Juán Bautista. Suyas son también narraciones como la de la resurrección del hijo de la viuda de Naím, la parábola del hijo pródigo o la del buen samaritano entre otras. Escribió dos libros: el Evangelio y los Hechos de los Apóstoles.




TU ERES EL HIJO MIO, EL PREDILECTO; EN TI ME COMPLAZCO

4. Escrito está que el hombre no vive solo de pan.

Escrito está: Adorarás al Señor, tu Dios, y a Él solo servirás.

Se ha dicho: No tentarás al Señor, tú Dios.

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"El espíritu del Señor sobre mí, por lo cual me ha ungido, me ha enviado para evangelizar a los pobres, para predicar a los cautivos la liberación y a los ciegos la curación, para dar libertad a los oprimidos, para proclamar el año de gracia del Señor". Hoy se ha cumplido esta Escritura ante nuestra vista.

Seguramente me diréis aquel proverbio: médico, cúrate a ti mismo; haz aquí en tu país lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm. En verdad os digo que ningún profeta es bien mirado en su tierra. También os aseguro: muchas viudas había en Israel en tiempo de Elías, cuando el cielo estuvo cerrado durante tres años y seis meses, y hubo grande hambre sobre toda la tierra; y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profera Eliseo, y ninguno de ellos fue curado, sino Naamán el Siro.

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Cállate y sal de él.

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Es necesario que evangelice a otras ciudades el reino de Dios, pues para eso he sido enviado.

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5. Navega hacia dentro y echad vuestras redes para pescar.

No temas; desde ahora serás pescador de hombres.

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Sígueme.

No he venido a llamar a justos, sino pecadores, a penitencia.

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¿Podéis obligar a que ayunen los convidados al banquete mientras está con ellos el esposo? Ya vendrá tiempo en que se les quite al esposo; entonces, en ese tiempo ayunarán.

Tampoco echa nadie vino nuevo en odres viejos; de lo contrario, el vino nuevo romperà los odres viejos y se derramará y los odres se perderán. Un vino nuevo hay que echarlo más bien en odres nuevos. Y nadie que ha bebido vino añejo quiere nuevo. Porque dice: el añejo es mejor.

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¿No habéis leído siquiera lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre? ¿Cómo entró en la casa de Dios y, tomando los panes de la proposición, comió y repartió entre sus compañeros, siendo así que sólo está permitido comerlos a los sacerdotes? El Hijo del hombre es señor aun del sábado.

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Levántate, y ponte en el medio.

Yo os pregunto: ¿Es lícito en sábado hacer bien o hacer mal, salvar una vida o perderla?

Extiende tu mano.

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Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis hartos.
Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
Bienaventurados seréis cuando los hombres os odiaren y cuando os rechazaren e injuriaren y desecharen vuestro nombre como perverso, por causa del Hijo del hombre.
Alegraos entonces y regocijaos, porque vuestra recompensa es grande en el cielo; porque así obraron sus padres con los profetas.

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Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, pues tenéis vuestro consuelo.
¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos, porque tendréis hambre!
¡Ay de los que ahora reís, porque gemiréis y lloraréis!
¡Ay de vosotros cuando todos los hombres os alaben, porque así hacían sus padres con los falsos profetas!

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Pero a vosotros que escucháis, digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian. A quien te golpee en la mejilla, ofrécele también la otra, y a quien te quite el manto, déjale también la túnica. Da a todo el que te pida y no reclames de quien te quite lo tuyo. Y, como queréis que los hombres hagan con vosotros, haced vosotros con ellos. Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis, pues, también los pecadores aman a los que los aman? Y si hacéis bien a los que hacen bien. ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a aquellos de quienes esperaís recibir ¿que mérito teneis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo mismo. Más bien, amad a vuestros enemigos, haced bien, y prestad sin esperar nada; y vuestra recompensa será grande y seréis hijos del Altisimo, que es bueno con los ingratos y con los pecadores. Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso.

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No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad y se os perdonará; dad y se os dará: una medida buena, apretada, colmada, desbordante, que echarán en vuestro seno. Porque con la medida con que midiereis se medirá a vosotros.

¿Puede, por ventura, un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en una fosa? No hay discípulo superior al maestro; el discípulo será perfecto si es como su maestro.¿Por qué ves la paja que hay en el ojo de tu hermano y no consideras la viga que llevas en tu ojo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, deja que te quite la paja que hay en tu ojo, si no ves la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.

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Porque no hay un árbol bueno que lleve fruto malo, ni por el contrario, árbol malo que lleve fruto bueno. Porque cada árbol se conoce por su fruto. No se cogen higos de los espinos, ni se vendimian uvas de un zarzal. El hombre bueno saca el bien del tesoro bueno de su corazón y el malo saca el mal del tesoro malo. Su lengua habla de la abundancia del corazón. ¿Por qué me llamáis: Señor, Señor, y no hacéis lo que digo?

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Todo el que viene a mí y escucha mis palabras y las practica, os voy a decir a quien es semejante. Es semejante a un hombre que edifica una casa, cava profundamente y pone el cimiento sobre la roca. Viene una inundación, el río se precipita sobre la casa; pero no puede derribarla, porque está bien edificada. Por el contrario, el que oye y no practica, es semejante a un hombre que edifica una casa sobre el suelo sin cimientos; se precipita sobre ella el río, al momento viene a tierra y su ruina es grande.

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7. Os aseguro que ni aun en Israel he encontrado tan grande fe.

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No llores.
Joven, a ti hablo: levántate.

Id y anunciad a Juan las cosas que habéis visto y oído: los ciegos recobran la vista, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen. Los muertos resucitan y los pobres son evangelizados. Y bienaventurado es todo el que no se escandaliza de mí.

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¿Qué salisteis a contemplar en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? Entonces, ¿qué habéis ido a ver? ¿A un hombre vestido con telas delicadas? Pero los que andan con vestidos espléndidos y lujosos están en los palacios. Entonces, ¿qué habéis ido a ver? ¿A un profeta? Ciertamente, os digo que a uno más que profeta. Este es de quien está escrito: He aquí que envío a mi ángel delante de ti, el cual, delante de ti, preparará tu camino. Porque yo os digo: Entre los nacidos de mujer no hay ninguno mayor que Juan.

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Y ¿con quién compararé a los hombres de esta generación? ¿Y a quién se parecen? Son semejantes a los niños que están en la plaza y se cantan unos a otros aquella letra: Os hemos tocado la flauta y no habéis bailado; hemos cantado un himno fúnebre y no habéis llorado. Porque vino Juan Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decís: Tiene un demonio. Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: He aquí un hombre comedor y bebedor, amigo de publicanos y pecadores. Mas sus hijos han hecho justicia a la Sabiduría.

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Simón, tengo una cosa que decirte. Un acreedor tenía dos deudores. Uno debía quinientos denarios, y el otro, cincuenta. Como no tenían para pagar, perdonó a los dos. ¿Quién, pues, de ellos lo amará más?

Has juzgado rectamente. ¿Ves a esta mujer? He entrado en tu casa. No me has puesto agua para los pies. Pero ella, con las lágrimas, ha lavado mis pies, y con sus cabellos los ha secado. No me has dado un beso. Pero ella, desde que entré, no ha dejado de besar mis pies. No has ungido mi cabeza con aceite. Pero ella ha ungido mis pies con ungüento. Por esto te digo: están perdonados sus muchos pecados, porque amó mucho. Pero al que se perdona poco, ama poco.

Están perdonados tus pecados. Tu fe te ha salvado, vete en paz.

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8. Salió el sembrador a sembrar su semilla; y al sembrar, parte cayó a lo largo del camino y la pisaron y la comieron los pájaros del cielo. Otra parte cayó sobre roca, y, después de haber nacido, se secó por no tener humedad. Parte cayó en medio de las espinas: crecieron a la vez las espinas y las ahogaron. Parte cayó en tierra buena, creció y dio fruto centuplicado. Quien tenga oídos para oír, oiga.

A vosotros se os concede conocer los misterios del reino de Dios; a los demás, en parábolas, para que viendo no vean, y oyendo , no entiendan.

Esta es la parábola: la semilla es la palabra de Dios. Los que están a lo largo del camino son los que han escuchado, viene el diablo y se lleva la palabra del corazón, para que creyendo no se salven. Los que sobre la piedra, son los que, oyendo la palabra, la reciben con gozo, pero no tienen raíz; creen por algún tiempo, pero en el momento de la prueba desfallecen. Lo que cayó entre las espinas son los que, después de haber oído, viven ahogados por las preocupaciones, riquezas y placeres de la vida, y no fructifican. Lo que cayó en buena tierra son los que, después de haber oído la palabra, la conservan en su corazón noble y bueno y producen fruto por constancia.

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Nadie que ha encendido una lámpara la cubre con una vasija o la pone debajo de un lecho, sino que la coloca sobre el candelabro, para que todos los que entran vean la luz. No hay nada oculto que no llegue a ser descubierto, ni secreto que no se haya de conocer y salga a luz. Mirad, pues, cómo oís; porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará aun lo que cree tener.

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Mi madre y mis parientes son los que oyen la palabra de Dios y la practican.

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9. No toméis nada para el camino, ni bastón, ni alforjas, ni pan, ni dinero; ni tengáis dos túnicas. Y en cualquier casa a la que vayáis, permaneced en ella y de allí partid. Y de la ciudad donde no os reciban, salid y sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos.

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¿Quién dicen las gentes que soy yo?

Pero vosotros, ¿quién decís que soy yo?

Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, y que los ancianos, los principes de los sacerdotes y los escribas lo reprueben y que muera y que al tercer día resucite.

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Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome cada día su cruz y sígame. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá, y quien perdiere su vida por mi causa, la salvará. Pues, ¿qué aprovecha a hombre ganar todo el mundo, si se pierde y daña a si mismo? Porque quien se avergonzare de mí y de mi doctrina, el Hijo del hombre se avergonzará de él, cuando venga en su gloria, en la del Padre y de los santos ángeles. En verdad, os digo que algunos de los aquí presentes no verán la muerte hasta que vean el reino de Dios.



ESTE ES MI HIJO, EL ESCOGIDO, ESCUCHADLO

¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuando voy a estar con vosotros y os voy a sufrir? Trae acá a tu hijo.

Oíd vosotros esto que digo: el Hijo del hombre está para ser entregado en manos de los hombres.

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Quien reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y quien me recibe a mí, recibe al que me envía; pues el que entre vosotros es el más pequeño, éste es el mayor.

No se lo prohibáis; porque quien no está contra vosotros, está en vuestro favor.

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Las zorras tienen cuevas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.

Sígueme. Deja a los muertos que entierren a sus muertos, y tú ve a anunciar el reino de Dios.

Ninguno que ha puesto su mano al arado y mira a lo de atrás, es apto para el reino de Dios.

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10. La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies que envíe obreros a su campo.¡Partid! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. En cualquier casa en que entréis, decid primeramente: Paz a esta casa. Y si allí hubiere alguien digno de paz, vuestra paz reposará sobre él; de lo contrario, retornará a vosotros. Y permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero es digno de su salario. No paséis de una casa a otra. En cualquier ciudad donde entréis y os reciban, comed lo que os presenten; curad sus enfermos y decidles: Está cerca de vosotros el reino de Dios. En cualquier ciudad donde entréis y no os reciban, salid por las calles y decid: Aun el polvo de vuestra ciudad, que se nos ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos para vosotros. Pero sabed esto: que está cerca el reino de Dios. Os digo que en aquel día será tratada Sodoma con menos rigor que esta ciudad.

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¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que hubieran hecho penitencia sentados en saco y ceniza. Pero en el día del juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿por ventura te levantarás hasta el cielo? Caerás hasta el infierno. Quien oye a vosotros, a mí me oye; y quien desprecia a vosotros, a mí desprecia. Y el que a mí desprecia, desprecia al que me ha enviado.

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Veía a Satanás caer como un rayo del cielo. Os he dado el poder para andar sobre serpientes y escorpiones y sobre toda potencia enemiga, y nada os hará daño. Pero no os regocijéis de esto, de que los espíritus se os sometan; regocijaos más bien de que vuestros nombres están escritos en el cielo.

Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios y a prudentes y las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tú beneplácito. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.

¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis y no lo vieron, y escuchar lo que vosotros escucháis y no lo escucharon.

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¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?

Has respondido bien. Haz eso y vivirás.

Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, y calló en manos de unos ladrones, los cuales, después de haberlo despojado y golpeado, se marcharon y lo dejaron medio muerto. Accidentalmente bajaba por aquel camino un sacerdote; lo vió, y pasó de largo. Lo mismo hizo un levita; pasó por aquel sitio, lo vio, y siguió adelante. Pero un samaritano, que iba de viaje, llegó junto a él, y, al verlo, se compadeció; acercóse y vendó sus heridas, después de ungirlas con aceite y vino. Lo montó en su cabalgadura, lo llevó a una posada y lo tomó a su cuidado. Al día siguiente saco dos denarios y se los dió al hostelero y le dijo: Cúidale, y lo que gastes de más, yo te lo pagaré a mi vuelta. ¿Quién de estos tres te parece que se mostró prójimo del que cayó en manos de los ladrones?

Ve y haz tú lo mismo.

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Marta, Marta: te preocupas y turbas por muchas cosas. Bastan pocas cosas o una sola. María, en verdad, ha escogido la parte buena, que no se le ha de quitar.

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11. Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino. Danos cada día el pan nuestro, el necesario, y perdónanos nuestros pecados, pues también nosotros perdonamos a todo el que nos debe; y no nos pongas en tentación.

Si uno de vosotros tiene un amigo y acude a él a media noche y le dice: Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha llegado de viaje y no tengo nada que ofrecerle, y él le responde desde dentro: No me molestes, ya está cerrada la puerta, y mis hijos están conmmigo en la cama; no puedo levantarme a dártelo; os aseguro que, si no se levanta a dárselo por ser su amigo, al menos por su importunidad se levantará a darle cuanto necesite. Yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe, y el que busca, encuentra, y a quien llama se le abre. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide pan, le dé una piedra? Y si un pez, ¿por ventura le dara, en vez del pez, una serpiente? o, si pide un huevo, ¿le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar a vuestros hijos cosas buenas, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espiritu Santo a los que le ruegan?

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Todo reino dividido contra sí se arruinará, y caerá una casa contra otra. Por tanto, si Satanás está dividido contra sí, ¿cómo resistirá su reino? Pues decís que yo echo los demonios con poder de Beelzebul, si echo los demonios con poder de Beelzebul, ¿vuestros hijos con qué poder los echan? Por esto ellos serán vuestros jueces. Pero si yo arrojo los demonios con poder de Dios, es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Mientras el fuerte armado guarda su palacio, sus cosas están en paz. Pero cuando otro más fuerte que él llega y lo vence, le quita la armadura en quien confiaba y reparte sus despojos. Todo el que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, dispersa. Cuando el espiritu inmundo sale de un hombre, recorre lugares secos en busca de reposo. No encuentra, y dice: Volveré a mi casa, de donde salí. Llega, la encuentra limpia y adornada. Y marcha entonces y toma consigo otros siete espíritus peores que él y entra y habita allí. El final de aquel hombre resulta peor que el principio.

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Dichosos, más bien, los que oyen la palabra de Dios y la cumplen.

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Esta generación es una generación mala. Desea una señal y no se le dará otra señal que la de Jonás. Porque, como Jonás fue una señal para los ninivitas, así también el Hijo del hombre será una señal para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el juicio con los hombres de esta generación y los condenará, porque vino desde los confines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay más que Salomón. Los habitantes de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación y la condenarán, porque hicieron penitencia con la predicación de Jonás, y aquí hay más que Jonás.

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Nadie que enciende una lámpara la pone en oculto o debajo de un cajón, sino sobre el candelero, para que los que entran vean el resplandor. La lámpara de tu cuerpo es tu ojo. Mientras tu ojo está sano, todo tu cuerpo está iluminado; pero cuando está enfermo, tu cuerpo está en tinieblas. Cuida, pues, que su luz no se convierta en oscuridad. Si tu cuerpo todo está iluminado y no tiene parte alguna oscura, estará todo iluminado, como cuando la lámpara te alumbra con el resplandor.

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Pues bien, vosotros los fariseos purificáis el exterior de la copa y del plato, pero vuestro interior está lleno de rapacidad y malicia. ¡Insensatos! Quien hizo lo exterior, ¿no hizo también el interior? Pero dad de limosna vuestros bienes, y todo lo tendréis puro. Mas ¡Ay de vosotros, fariseos, que dais el diezmo de la menta, de la ruda y de toda legumbre, y dejáis a un lado la justicia y el amor de Dios! Es necesario practicar esto y no omitir aquello. ¡Ay de vosotros fariseos, porque amáis los primeros puestos en las sinagogas y los saludos en las plazas públicas! ¡Ay de vosotros, que sois como sepulcros que no se ven, y sobre los cuales pasan los hombres sin darse cuenta!

¡Ay también de vosotros doctores de la ley, que cargáis a los hombres cargas intolerables y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos! ¡Ay de vosotros, que edificáis los sepulcros de los profetas a quienes vuestros padres mataron! Así sois testigos y aprobáis las obras de vuestros padres, porque ellos los mataron y vosotros edificáis. Por eso dijo la sabiduría de Dios: Les enviaré profetas y apóstoles, y ellos los matarán y los perseguirán, para que se pida cuenta a esta generación de la sangre de todos los profetas derramada desde el principio del mundo, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario. Si, os lo aseguro, se pedirá cuenta a esta generación. ¡Ay de vosotros, doctores de la ley, que os habéis apoderado de la llave de la ciencia, y no entráis vosotros ni dejáis a los que intentan entrar!

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12. Guardaos de la levadura, es decir, de la hipocresía de los fariseos. Nada hay oculto que no se haya de descubrir ni escondido que no se haya de conocer. Porque lo que digáis en la oscuridad será oído a la luz del día, y lo que habléis oculto en las habitaciones privadas, será publicado desde las terrazas. A vosotros, amigos míos, os digo: No tengáis miedo a los que matan el cuerpo y después de eso no tienen más que hacer. Yo os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que, después de haber matado, tiene poder para enviar al infierno. Si, os repito, a ése debéis temer. ¿No venden cinco pájaros por dos ases? Pues bien: ni uno sólo de ellos pasa olvidado ante Dios. Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis; valéis más que muchos pájaros. Os digo que al que me confiese delante de los hombres, el Hijo del hombre lo confesará delante de los ángeles de Dios. Y a quien me niegue delante de los hombres, lo negaré delante de los ángeles de Dios. Y a todo el que diga una palabra contra el Hijo del hombre, le será perdonada; pero a quien blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará. Cuando os lleven ante las sinagogas, los magistrados, y las autoridades, no os preocupéis de cómo os defenderéis ni qué diréis: pues el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que conviene decir.

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Hombre, ¿quién me ha hecho a mí vuestro juez o repartidor?

Cuidad y guardaos de toda avaricia; porque la vida de los ricos no se funda en sus riquezas.

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El campo de cierto hombre rico llevó gran cosecha. Y deliberaba y decía para sí: ¿Qué haré, porque no tengo ya dónde llevar mis frutos? Y dijo: Voy a derribar mis graneros y los edificaré mayores. Allí reuniré el trigo y todos mis bienes. Y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes guardados para muchos años. Descansa, come, bebe y alégrate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche te reclamarán tu alma. Y las cosas que has preparado, ¿para quién serán? Así es el que atesora para sí y no se enriquece en Dios.

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No os angustiéis por la existencia, qué comeréis, con qué cubriréis el cuerpo. Porque la vida vale más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido. Considerad los cuervos, que no siembran ni siegan. No tienen despensa ni granero, pero Dios los alimenta. ¿Quién de vosotros, con angustiarse, puede añadir un codo a su estatura? Por tanto, si no podéis lo más pequeño, ¿por qué os angustiáis de lo demás? Considerad los lirios, cómo crecen, no trabajan, no hilan. Pero os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos.

Si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, Dios así la viste, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? No busquéis que comeréis y qué beberéis. No os angustiéis. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo y vuestro Padre sabe que las necesitáis. Buscad, pues, su reino y estas cosas se os darán por añadidura. No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre quiere daros el reino. Vended lo que tenéis y dad limosna. Haceos un tesoro que no se agota en el cielo, donde no llega el ladrón ni la polilla destruye. Porque donde esté ese tesoro, allí estará vuestro corazón.

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Estad preparados y con las lámparas encendidas. Estad como los que esperan a su señor de vuelta del banquete de bodas para abrirle en seguida cuando llegue y llame. ¡Dichosos los siervos que, a su vuelta, encuentra el señor despiertos! En verdad os digo, que se aprestará, los sentará a la mesa y se pondrá a servirles. Y aunque sea en la segunda o en la tercera vigilia, cuando vuelve, si los encuentra así, ¡felices serán! Sabed esto: que si el señor de la casa supiese la hora en que el ladrón había de venir, no dejaría que abriesen su casa. Vosotros, pues, estad preparados, porque el Hijo del hombre vendrá en la hora que no pensáis.

Pues ¿quién será el administrador prudente y fiel a quien el señor ponga al frente de su servidumbre para que le dé a su tiempo la comida correspondiente? Dichoso el siervo aquel a quien su señor, al volver, encuentre obrando así. Verdaderamente, os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero el siervo dice en su corazón: Mi amo tarda en venir, y comienza a golpear a los criados y a las criadas, a comer, a beber y a embriagarse, vendrá su amo en el día que no lo espera y en la hora que no conoce, lo castigará severamente y le dará la suerte de los infieles. El siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado ni obrado conforme a ella, será golpeado mucho; pero el que no conoce, aunque haga cosas dignas de azotes, será golpeado poco. Pues a todo el que se ha dado mucho, se le exigirá mucho, y al que se ha confiado mucho, se pedirá mucho.

He venido a echar fuego en la tierra, y ¡cómo deseo que arda ya! Con un bautismo tengo que ser bautizado, y ¡cómo sufro mientras se cumple! ¿Creéis que he venido a traer paz en la tierra? Os digo que no, sino más bien división. Porque en adelante habrá en una casa cinco divididos, tres contra dos, y dos contra tres. El padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija dontra la madre; la suegra contra la nuera, y la nuera contra la suegra.

Cuando veis que una nube se levanta por poniente, enseguida decís: Hay lluvia. Y así sucede. Y, cuando sopla viento del sur, decís que hará calor. Y hace. ¡Hipócritas!, sabéis averiguar el estado de la tierra y del cielo, y ¿cómo no estudiáis este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo justo? Porque, mientras vas con tu adversario al magistrado, procura librarte de él, no sea que te arrastre hasta el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último céntimo.

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13. ¿Creéis vosotros que esos galileos eran más pecadores que los demás por haber sufrido semejante suerte? No, os lo aseguro; si vosotros no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. Y aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre de Siloé y los mató, ¿creéis vosotros que eran más culpables que los demás que vivían en Jerusalén? No, os lo aseguro; si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.

Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y vino en busca de fruto y no encontró nada en ella. Dijo, pues, al que cultivaba la viña: Mira, hace ya tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala, ¿para qué va a ocupar inutilmente la tierra? El le respondió: Señor, déjala aún otro año; voy a cavar al rededor de ella y a echarle abono, a ver si da fruto; si no, la cortas más adelante.

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Mujer, queda libre de tu enfermedad.

Hipócritas, ¿no desata cada uno de vosotros su buey o su asno en sábado y lo lleva desde el pesebre a beber? Y a esta, que es hija de Abraham, que enfermó hace dieciocho años, ¿no se podrá curar en sábado?

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¿A qué es semejante el reino de Dios y a qué lo compararé? Es semejante al grano de mostaza que tomó un hombre y lo echo a su huerto, y creció y se hizo un árbol grande y las aves del cielo habitaban en sus ramas.

¿A qué compararé el reino de Dios? Es semejante a la levadura que cogió una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que todo fermentó.

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Luchad para entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos pretenderán entrar y no podrán. Después que el dueño de la casa se levante para cerrar la puerta, vosotros, los que estáis fuera, comenzaréis a golpearla, diciendo: Señor, ábrenos. El os contestará: No sé de dónde sois vosotros. Entonces comenzaréis a decir: Comimos y bebimos contigo, y tú enseñaste en nuestras calles. Pero contestará: Os aseguro que no sé de dónde sois; alejaos de mí todos los obradores de la iniquidad. Allí será el llanto y el rechinar de los dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros arrojados fuera. Vendrán del Oriente y del Occidente, del Norte y del Mediodía, y se sentarán a la mesa, en el reino de Dios. Y los que son últimos serán los primeros y los que son primeros serán los últimos.

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Id y decid a esa zorra: mira, yo arrojo a los demonios y obro curaciones hoy y mañana y al tercer día termino. Pero hoy, mañana y el día siguiente debo marchar, porque no conviene que un profeta perezca fuera de Jerusalén.

¡Jerusalén, Jerusalén!, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como el ave que cubre su nido bajo las alas, y no quisistéis! Vuestra casa quedará desierta. Os aseguro que no me volveréis a ver hasta que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!

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14. ¿Es licito curar en sábado o no?

¿Quién de vosotros, si su hijo o su buey cae en un pozo, no lo saca enseguida en el día de sábado?

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Cuando alguno te convide a un banquete de bodas, no te sientes en el primer puesto, no sea que haya otro invitado más digno que tú, y tengas con vergüenza que ocupar el último puesto. Por el contrario, cuando te conviden, ponte en el último lugar; de esta manera, cuando venga el que te convidó, te dirá: Amigo, sube más arriba. Y entonces quedarás bien delante de todos los convidados. Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado.

Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te conviden a su vez, y quedes con eso pagado. Cuando des un banquete, convida a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos: y serás dichoso, porque no tienen con qué recompensarte y se te recompensará en la resurrección de los justos.

Un hombre daba un gran banquete y convidó a muchos: a la hora del banquete envió al siervo para decir a los convidados: Venid, ya está todo preparado. Y empezaron a excusarse todos a la vez. El primero dijo: He comprado una tierra, y tengo que ir a verla; dispénsame, no puedo asistir. Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; dispénsame, que no puedo asistir.Y otro dijo: Me acabo de casar, y por eso no puedo ir. Presentóse el siervo a su señor y le comunicó todo esto. Entonces, enfadado el señor, dijo a su siervo: Sal enseguida por las vías y calles de la ciudad y trae aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos. El siervo dijo: Señor, se ha hecho lo que has mandado, y todavía queda sitio. Y dijo el señor: Sal a los caminos y cercados y obliga a la gente a entrar para que se llene mi casa. Porque os digo que ninguno de aquellos que habían sido convidados gozará de mi banquete.

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Si alguno viene a mí, y no renuncia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, más aún, a sí mismo, no puede ser mí discípulo. Quien no lleva su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. Porque ¿quién de vosotros, que quiere construir una torre, no se sienta primero para calcular los gastos, a ver si tiene para acabar? No sea que, después de haber echado los cimientos, no pueda terminar, y todos los que se enteren comiencen a burlarse de él, diciendo: Este hombre ha comenzado a construir y no pudo terminar. O ¿qué rey, que ha de hacer la guerra a otro rey, no se pone primero a considerar si será capaz, con diez mil hombres, de salir al encuentro al que viene contra él con veinte mil? En caso contrario, cuando está todavía lejos, manda una embajada para pedir la paz. Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todo lo que tiene, no puede ser mi discípulo. Buena es la sal; pero si la sal pierde su eficacia, ¿con qué se sazonará? No sirve ni para la tierra ni para el estercolero. Se tira fuera. ¡Quién tenga oídos para oír, que oiga!

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15. ¿Quién de vosotros que tenga cien ovejas y pierda una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va en busca de la oveja perdida hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, la toma, lleno de gozo sobre sus hombros, y, una vez que llega a casa, convoca a sus amigos y vecinos y les dice: Alegraos conmigo, porque he encontrado mi oveja perdida. Así os digo que habrá en el cielo más alegría por un pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan penitencia.

O ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende la lámpara y barre la casa y la busca con gran diligencia hasta que la encuentra? Y una vez que la encuentra convoca a las amigas y vecinas y les dice: Alegraos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido. Así, os digo, se alegrarán los ángeles de Dios por un pecador que se arrepienta.

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Un hombre tenía dos hijos, y el más joven de ellos dijo al padre: Padre, dame la parte correspondiente de la hacienda. Y él les repartió la hacienda. No muchos días después, el más joven reunió todas las cosas y se marchó a una región lejana. Allí disipó su hacienda, viviendo pródigamente. Cuando lo gastó todo, sobrevino un hambre grande en aquella región, y él empezó a tener necesidad. Fue y se acercó a cierto ciudadano de aquella región, que lo envió a sus tierras para apacentar puercos. Y deseaba llenar su estomago con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Entonces, pensando para sí, decía: ¡A cuantos jornaleros de mi padre les sobra el pan, y yo aquí muerto de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo. Trátame como a uno de tus jornaleros. Se levantó y fue a su padre. Todavía estaba lejos, cuando lo vió su padre, que se conmovió, corrió, se echó sobre su cuello y lo besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo. Pero el padre dijo a sus criados: Traed enseguida la mejor túnica y ponédsela. Dadle un anillo para su mano y unas sandalias para los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, comamos y alegrémonos. Porque este hijo mío había muerto y ha resucitado, se había perdido y ha sido encontrado. Y comenzaron a comer con alegría.

Su hijo mayor estaba en el campo. Y, cuando llegó y se acercó a la casa, oyó la música y los coros. Llamó a uno de los criados y le preguntaba que era aquello. El le respondió: Ha venido tu hermano, y tu padre ha matado el becerro cebado, porque lo ha recobrado sano. Pero él se enfadó y no quería entrar. Y su padre salió y le rogaba. Más él respondió y dijo al padre: Hace tantos años que te sirvo, sin quebrantar nunca un mandamieto tuyo, y nunca me has dado un cabrito para comer alegremente con mis amigos. Pero cuando este hijo tuyo, el que se ha comido tu hacienda con prostitutas, ha venido, le matas el becerro cebado. Y él le contestó: Hijo, tú siempre estas conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Pero convenía hacer fiesta y alegrarse porque este hermano tuyo había muerto y ha resucitado, se había perdido y se ha encontrado.

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16. Había un hombre rico que tenía un administrador, a quien denunciaron porque derrochaba sus bienes. Llamólo y le dijo: ¿Qué es lo que oigo de ti? dame cuenta de tu administración, pues no podrás administrar ya más. El administrador se dijo a sí mismo: ¿Qué haré? Mi amo me va a quitar la administración; yo no puedo cavar, me da vergüenza pedir. Ya sé lo que tengo que hacer para que, cuando me quiten la administración, me reciba la gente en sus casas. Y llamó a cada uno de los deudores de su amo y decía al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? El contestó: Cien batos de aceite. Díjole: Toma tu recibo, siéntate y escribe enseguida: cincuenta. Dijo después a otro: Y tú ¿cuánto debes? Contestó: Cien coros de trigo. Dícele: Toma tu recibo y escribe: ochenta. Y el señor alabó al administrador malo, porque había obrado con sagacidad: los hijos de este mundo son más avisados entre sí que los hijos de la luz. Porque yo os digo: procuraos amigos de las riquezas injustas, para que cuando os falten, os reciban en las moradas eternas. El que es fiel en lo pequeño, es también fiel en lo grande, y quien es infiel en lo pequeño, es también infiel en lo grande. Si, pues, no hebéis sido fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Y si no habéis sido fieles en lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro? Ningún criado puede servir a dos señores: porque o tendrá odio a uno y amará al otro, o se irá con uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

Vosotros sois los que os proclamáis justos ante los hombres; pero Dios conoce vuestros corazones: porque lo que entre los hombres se estima, es despreciable a los ojos de Dios. La ley y los profetas hasta Juan; desde entonces, el reino de Dios es evangelizado y muchos se esfuerzan por entrar en él. Es más fácil que el cielo y la tierra pasen, que el que caiga un solo ápice de la ley. Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio, y el que se casa con una mujer repudiada por su marido, comete adulterio.

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Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino fino y tenía espléndidos banquetes todos los días. Al mismo tiempo, un probre, llamado Lázaro, yacía a su puerta lleno de llagas, con el deseo de alimentarse con lo que caía de la mesa del rico. Y hasta los perros venían a lamerle las llagas. Pero murió el pobre, y los ángeles lo llevaron junto a Abraham. Murió también el rico y fue sepultado. Y en el infierno, estando en tormentos, levantó sus ojos y vió desde lejos a Abraham y a Lázaro. Y exclamó y dijo: Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque sufro gran dolor en este fuego. Y Abraham respondió: Hijo, acuérdate que tus bienes los recibiste en la vida, y Lázaro, a su vez, los males, y ahora aquí él es consolado, pero tú sufres gran dolor. Y sobre todo esto se ha puesto entre vosotros y nosotros un abismo grande, para que los que pretenden pasar de ahí a nosotros no puedan, ni tampoco se pase desde aquí a vosotros. Respondió: Te ruego, pues, padre, que lo envíes a la casa de mi padre. Porque tengo cinco hermanos. Que les avise seriamente para que ellos no vengan a este lugar de tormento. Responde Abraham: Tienen a Moisés y a los profetas. Que los oigan. Pero él respondió: No, padre Abraham; pero si alguno de los muertos fuere a ellos, harán penitencia. Si no oyen a Moisés y a los profetas, ni aunque resucite uno de los muertos creerán.

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17. Es imposible que no vengan escándalos; pero ¡desdichado de aquel por quien venga el escándalo! Mas le valiera que le colgasen una rueda de molino al cuello y lo arrojasen al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños.

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Mirad por vosotros. Si tu hermano peca, repréndele, y si se arrepiente, perdónalo. Y si pecare siete veces al día y acude a ti diciendo: me arrepiento, perdónalo.

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Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a ese arbol: desarráigate y plántate en el mar, y os obededería.

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¿Quien de vosotros que tenga un siervo arando o con el rebaño le dirá cuando llegue del campo: entra en seguida y ponte a la mesa? Más bien le dirá: prepárame la cena y arreglate para servirme, mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú. ¿Por ventura tiene que agradecer al siervo el que haga lo que le manda? De la misma manera, vosotros, después que hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: somos siervos inútiles, sólo hemos hecho lo que debíamos hacer.

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Id a presentaros a los sacerdotes.

¿No han sido curados los diez? ¿Dónde están los nueve? ¿No ha habido quien vuelva a dar gloria a Dios, sino sólo este extranjero? Levántate y marcha; tu fe te ha salvado.

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No viene el reino de Dios aparatosamente, ni dirán: helo aquí o allí: porque el reino de Dios está en medio de vosotros. Tiempo vendrá en que deseéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. Y os dirán: está allí, está aquí; no vayáis ni os precipitéis. Porque como el relámpago fulgura en una parte del cielo y brilla hasta la otra, así será el Hijo del hombre en su día. Pero primero es necesario que padezca mucho y que sea reprobado por esta generación. Y como sucedió en los días de Noé, así sucederá en los días del Hijo del hombre. Comían, bebían, se casaban y celebraban bodas, hasta el día en que Noé entró en el arca y vino el diluvio, que los mató a todos. Como sucedió también en tiempo de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y los mató a todos. Lo mismo sucederá el día en que aparezca el Hijo del hombre. En aquel día el que esté en la terraza y tenga sus cosas en la casa, no baje a cogerlas; y lo mismo el que esté en el campo, no vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot. Quien pretenda conservar su vida, la perderá, y quien la pierda, la conservará. Yo os digo: aquella noche habrá dos en un mismo lecho; uno será tomado, el otro dejado; habrá dos moliendo juntas: una será tomada y la otra dejada.

Donde esté el cadáver, allí se reunirán los buitres.

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18. Había en una ciudad un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Vivía en aquella misma ciudad una viuda, que vino a su casa y le dijo: Hazme justicia contra mi adversario. Durante algún tiempo él se negó; pero después pensó para sus adentros: Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, sin embargo, como esta viuda me importuna, le haré justicia, para que no siga molestándome con sus venidas.

Fijaos en lo que dice el juez injusto. Y Dios, ¿no va a hacer justicia a sus escojidos, que claman a él día y noche, y les hará esperar? Os aseguro que les hará justicia prontamente. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿por ventura encontrará la fe sobre la tierra?

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Dos hombres subieron al templo a hacer oración, el uno fariseo y el otro publicano. El fariseo( beato materialísta ), de pie, pensaba esta oración: ¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, o como ese publicano( recaudador de impuestos ). Ayuno dos veces por semana, pago el diez por ciento de todo lo que poseo( a la iglesia ).
El publicano, de pie y lejos, en cambio no se atrevía ni a levantar sus ojos al cielo; sino que apretaba los puños pensando: ¡Oh Dios mio, ten piedad de mí, pecador!

Os aseguro que éste, más que aquel, bajó justificado a su casa; porque todo el que se ensalza será humillado, y quien se humilla, será ensalzado.

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Dejad que los niños vengan a mí y no lo impidáis; porque de los que son así es el reino de Dios. En verdad os digo que, quien no reciba como un niño el reino de Dios, no entrará en él.

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¿Por que me llamas bueno? Nadie es bueno sino solo Dios. Conoces los mandamientos: No cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre.

Una cosa te falta aún: Vende todas las cosas que tienes y distribúyelo entre los pobres. Y tendrás un tesoro en el cielo. Ven y sígueme.

¡Qué dificil es que los ricos entren en el reino de Dios! Porque es más fácil que un camello atraviese el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de Dios.

Lo que es imposible para el hombre, es posible para Dios.

En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o mujer, o hermanos, o padres, o hijos por causa del reino de Dios, que no reciba mucho más en este tiempo y la vida eterna en el tiempo venidero.

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Mirad, subimos a Jerusalén, y se va a cumplir todo lo que está escrito por los profetas que ha de sufrir el Hijo del hombre; pues será entregado a los gentiles y se burlarán de él y lo injuriarán y le escupirán, y después de azotarlo, lo matarán, y al tercer día resucitará.

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19. Zaqueo, baja aprisa, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa.

Hoy ha entrado la salvación en esta casa, pues también éste es hijo de Abraham; el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.

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Un hombre noble se fue a un país lejano para recibir el poder real y volver enseguida. Llamó a diez de sus siervos y les entregó diez minas, diciendoles: Negociad con ellas mientras vuelvo. Pero los ciudadanos lo odiaban, y enviaron detrás de él una embajada para que dijese: No queremos que éste reine sobre nosotros. Cuando volvió con la dignidad real, hizo venir a su presencia a aquellos siervos a quienes había entregado el dinero, para saber lo que cada uno había ganado. Presentóse el primero y dijo: Señor, tu mina ha producido otras diez minas. Díjole: Bien, siervo bueno, ya que has sido fiel en lo poco, toma el gobierno de diez ciudades. Vino el segundo y dijo: Tu mina, señor, ha producido cinco minas. A éste le dijo: También tu estarás al frente de cinco ciudades. Vino el otro y dijo: Aquí tienes tu mina, que he tenido guardada en el pañuelo; yo te tenía miedo, porque eres un hombre duro; tomas lo que no has depositado y cosechas lo que no has sembrado. Díjole: Por tu misma boca te juzgo, siervo malo. ¿Sabías que soy hombre duro, que tomo lo que no deposité y cosecho lo que no sembré? Pues ¿Por qué no has puesto mi dinero en un banco? Yo entonces, a mi vuelta, lo hubiera recobrado con los intereses. Y a los que estaban presentes dijo: Quitadle la mina y dádsela al que tiene. Dijeron ellos: Señor, tiene ya diez minas. Os digo que a todo el que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará aun lo que tiene. Por lo que hace a aquellos enemigos míos que no han querido que yo reine sobre ellos, traedlos aquí y degolladlos en mi presencia.

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Id a la aldea de enfrente, donde encontraréis atado un pollino, sobre el cual nadie ha montado. Lo desatáis y traéis. Y si alguno os pregunta ¿Por qué lo desatáis?, responded así: Porque el Señor lo necesita.

Yo os digo que, si éstos callan, gritarán las piedras.

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¡Si en este día hubieras conocido tú también la visita de la paz, pero se oculta a tus ojos! Porque vendrán días sobre ti en los cuales tus enemigos levantarán trincheras contra ti, te cercarán y oprimirán por todas partes, te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que vivan dentro de ti. No dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visitación.

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Está escrito: y mi casa será casa de oración, pero vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones.

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20. También yo os voy a preguntar una cosa. Decidme: ¿el bautismo de Juan era del cielo o de los hombres?

Ni yo os digo con qué autoridad hago esto.

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Un hombre plantó una viña, y la arrendó a unos labradores y se fue al extranjero por bastante tiempo. A su tiempo envió a los labradores un siervo para que le diesen el fruto de la viña. Los labradores lo azotaron y remitieron sin nada. Volvió a enviar otro siervo. Ellos azotaron también a este, lo deshonraron y remitieron sin nada. Volvió a enviar un tercero. Pero ellos lo hirieron y lo despacharon. Entonces dijo el señor de la viña: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo querido. Tal vez a él lo respeten. Cuando lo vieron los labradores, pensaron y dijeron entre sí: Este es el heredero. Matémoslo, para que la herencia sea nuestra. Lo echaron fuera de la viña y lo mataron. ¿Qué hará, pues, con ellos el amo de la viña? Irá y matará a esos labradores y dará la viña a otros.

¿Qué significa entonces lo que está escrito: La piedra que rechazaron los que edificaban vino a ser la piedra angular? Y todo el que caiga contra esa piedra se estrellará, y sobre el que ella cayere, lo aplastará.

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Mostradme un denario; ¿de quién es la imagen y la inscripción?

Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.

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Los hijos de esta vida toman mujer o marido, pero los que son dignos de alcanzar la otra vida y la resurrección de los muertos, no toman mujer ni marido, porque no pueden ya morir, pues son como ángeles e hijos de Dios, dignos de la resurrección. Que los muertos resucitan, lo indicó Moisés en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. Y no es Dios de muertos, sino de vivos.

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¿Cómo dicen que el mesías es hijo de David? Porque David mismo dice en el libro de los Salmos: "Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies." Si David lo llama Señor, ¿cómo es su hijo?

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Guardaos de los escribas, que gustan andar con vestidos amplios y quieren los saludos en las plazas y los primeros puestos en las sinagogas y en los banquetes, que devoran los bienes de las viudas y aparentan orar mucho. Ellos tendrán un juicio bastante severo.

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21. En verdad os digo que esta pobre viuda ha echado más que todos; porque todos los demás han echado como ofrenda para Dios, de lo que les sobraba, pero ésta ha echado, en su indigencia, toda la hacienda que tenía.

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Tiempo vendrá en que todo esto que veis sea destruido y no quede piedra sobre piedra.

Cuidad no os engañen; vendrán muchos con mi nombre y dirán "soy yo" y "ha llegado el tiempo"; no los sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y sediciones, no os apuréis; es preciso que todo esto suceda antes, pero no viene enseguida el fin. Se levantarán pueblos contra pueblos, reino contra reino. Habrá grandes temblores de tierra y en diversos sitios hambres y pestes; habrá prodigios espantosos y grandes en el cielo.

Pero antes de todo esto os echarán mano a vosotros y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles, conduciéndoos a la presencia de los reyes y gobernadores por causa de mi nombre. Esto será para vosotros ocasión de dar testimonio. Proponeos no preocuparos de vuestra defensa. Pues yo os comunicaré un lenguaje y una sabiduría tal, que no podrán resistir o contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados hasta por vuestros padres, por vuestros hermanos, parientes y amigos; y os matarán. Y seréis odiados de todos a causa de mi nombre. No se perderá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra paciencia salvaréis vuestras almas.

Cuando veáis a Jerusalén asediada por soldados, sabed entonces que ha llegado su desolación. Los de judea, que huyan a las montañas, y los de dentro de la ciudad, que se alejen. Los de los campos que no entren en ella. Serán días de venganza, para que se cumpla todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén en cinta y criando en aquellos días! Habrá gran apretura en el país y castigo sobre este pueblo. Caerán al filo de la espada y serán deportados a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que se cumpla el tiempo de las naciones.

Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y sobre la tierra ansiedad entre las naciones inquietas por el estrépito del mar y de las olas. Enloquecerán los hombres de miedo e inquietud por lo que viene sobre la tierra. Los astros del cielo se conmoverán. Y verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y majestad. Cuando comiencen a suceder estas cosas, animaos y levantad vuestras cabezas, por que se aproxima vuestra redención.

Fijaos en la higuera y en los demás árboles: Cuando los veis ya brotar, conocéis que el verano está ya cerca. Así también vosotros cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que se aproxima el reino de Dios. En verdad os digo que no pasará este mundo sin que todas estas cosas se cumplan. El cielo y la tierra pasarán; pero mis palabras no pasarán.

Mirad por vosotros mismos, no sea que vuestros corazones se emboten por el libertinaje, los vicios y las preocupaciones de la vida, y caiga sobre vosotros de improviso aquel día como un lazo; pues vendrá sobre todos los habitantes de toda la tierra. Velad y orad en todo tiempo para que podáis escapar a todas estas cosas que han de venir y comparecer seguros ante el Hijo del hombre.

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22. Id y preparadnos para comer la Pascua. Mirad, al entrad vosotros en la ciudad, os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua, seguidlo hasta la casa en que entre, y diréis al dueño de la casa: el Maestro te dice "¿Dónde está la sala para comer la Pascua con mis discípulos?". Y él os enseñará arriba una sala grande y alfombrada; preparadla allí.

He deseado ardientemente comer esta Pascua con vosotros antes de padecer. Porque os digo que ya no la comeré hasta que se cumpla en el reino de Dios.

Tomadla y repartidla entre vosotros. Pues os digo que no beberé ya del fruto de la vid hasta que llegue el reino de Dios.

Este es el cuerpo mío, el que será entregado por vosotros; haced esto en memoria mía.

El cáliz este, es la nueva alianza (ofrecida) con mi sangre, la que será derramada por vosotros.

He aquí que la mano del que me va a entregar está conmigo a la mesa. Porque el Hijo del hombre se va, conforme a lo que está determinado, pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado!

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Los reyes de los gentiles los dominan, y sus principes se llaman bienhechores. No así vosotros, sino que el mayor sea como el menor, y el que manda, como el que sirve. Porque ¿quién es mayor, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es verdad que el que está a la mesa? Yo estoy entre vosotros como el que sirve. Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas. Como mi Padre me ha dado el reino, así os lo doy a vosotros, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino y os sentéis sobre tronos y juzguéis a las doce tribus de Israel.

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Simón, Simón; mira que Satanás ha logrado cribaros como al trigo. Yo he pedido por ti para que tu fe no desfallezca. Y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.

Te digo, Pedro, que el gallo no cantará hoy antes que tres veces hayas negado conocerme.

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Cuando os envié sin bolsa, sin alforja y sin sandalias, ¿acaso os faltó algo?

Pues ahora el que tenga, tome la bolsa. Lo mismo que la alforja. Y el que no tenga, venda su manto y compre espada. Pues os digo que debe cumplirse en mí esto que está escrito, y fue contado entre los inicuos. Porque lo que se refiere a mí, toca a su fin.

Basta.

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Orad para no entrar en tentación.

Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.

¿Por qué dormís? Levantaos, orad para que no entréis en tentación.



¿Con un beso entregas al Hijo del hombre?

¡Dejad!¡Basta! Habéis salido con espadas y palos como sobre un ladrón. Diariamente estaba entre vosotros en el templo y no alzasteis las manos contra mí. Pero ésta es vuestra hora y el poder de las tinieblas.



Si os lo digo, no me creeréis. Y si preguntó, no me responderéis. Desde ahora el Hijo del hombre se sentará a la derecha del Poder de Dios.

Vosotros decís que soy yo.

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23. Tú lo dices.



Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí. Llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. Porque van a venir días en los que se dirá: "Felices las estériles, y las entrañas que no engendraron, y los pechos que no criaron". Entonces se pondrán a decir a las montañas: "Caed sobre nosotros". Y a las colinas: "Sepultadnos". Porque si en el leño verde se hace esto ¿qué sucederá en el seco?

Padre, perdónales, porque no saben lo qué hacen.

En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.



Padre, en tus manos entrego mi espíritu.

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24. ¿Qué conversación es esta que lleváis entre vosotros en el camino?

¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No es verdad que era necesario que el Cristo padeciese estas cosas y así entrara en su gloria?.

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Paz con vosotros.¿Por qué os turbáis y por qué dudáis en vuestros corazones? Ved mis manos y mis pies. Soy yo mismo: Tocadme y ved. Un espiritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.

¿Tenéis aquí algo de comer?

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Estas son las palabras mías, las que os dije cuando aún estaba con vosotros, que conviene que se cumplan todas las cosas que están escritas sobre mí en Moisés, en los Profetas y Salmos.

Así está escrito, que el Cristo tenía que padecer y resucitar de entre los muertos al tercer día, y predicarse en su nombre la penitencia y el perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Ahora sabed que voy a cumplir la promesa de mi Padre a favor vuestro. Vosotros esperad en la ciudad hasta que seáis revestidos de fuerza de lo alto.

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SAN JUAN

"Fue el último que escribió el Evangelio, a ruego de los obispos de Asia Menor. El fin que se propuso al hacerlo, lo expresó el propio Evangelista cuando afirmó que estos milagros se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en él."(San Jerónimo s.IV).


1. ¿Qué deseáis?

Venid y veréis.

Tú eres Simón, el hijo de Juan; te llemarás Cefas (Pedro).



Sigueme



He aquí un verdadero israelita, sin mentira. Antes de que Felipe te llamase, cuando estabas debajo de la higuera, te ví.

¿Porque te dije que te vi debajo de la higuera crees? Verás cosas mayores que éstas. En verdad, en verdad os digo, veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.

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2. ¿Qué a mí y a ti, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.

Llenad las hidras de agua... Sacad ahora y llevad al maestresala.

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Quitad esto de aquí; no convirtáis la casa de mi Padre en casa de contratación

Deshaced este templo y en tres días lo levantaré.

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3. En verdad, en verdad te digo, quien no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. En verdad, en verdad te digo, quien no naciere por agua y Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que ha nacido de la carne, carne es; lo que ha nacido del Espíritu, espíritu es. No extrañes que te dijera: Os conviene nacer de nuevo. El viento sopla donde quiere. Tú oyes su ruido pero no sabes de dónde viene y adónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu. ¿Tú eres maestro de Israel y no conoces estas cosas? En verdad, en verdad te digo que hablamos lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero no recibís el testimonio nuestro. Si os he hablado cosas de la tierra y no creéis, ¿cómo creéreis si os hablare de cosas del cielo? Y ninguno ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.

Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado, para que todo el que crea tenga en él vida eterna. Porque Dios amó al mundo de tal manera, que entregó a su Hijo Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió el Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. Quien cree en él no se condena, pero el que no cree, ya está condenado, porque no cree en el Hijo Unigénito de Dios. Y ésta es la condenación: que la luz vino al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Todo el que hace el mal, odia la luz y no viene a la luz para que no sean criticadas sus obras. Pero el que obra el bien viene a la luz para que se vea que sus obras están hechas conforme a Dios.

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4. Dame de beber.

Si conocieses el don de Dios y quién es el que te dice "dame de beber", tú le hubieras pedido a él y te habría dado agua de vida. Todo el que bebe de esta agua, tendrá otra vez sed; pero el que bebiere del agua que yo le daré, nunca en adelante tendrá sed, sino que el agua que yo le daré se hará en él una fuente que salta hasta la vida eterna.

Anda, llama a tu marido y vuelve aquí.

Has dicho bien que "no tengo marido", porque has tenido cinco, y el que tienes ahora no es tu marido. En esto has dicho verdad.

Créeme a mí, mujer; llega el tiempo en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, pues la salvación viene de los judíos. Pero llegará un tiempo, y ahora llega, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad.

Yo soy, el que hablo contigo.



Yo tengo por comida un alimento que vosotros no conocéis. Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y consumar su obra. ¿No decís vosotros que todavía faltan cuatro meses mientras llega la siega? Yo os digo: levantad los ojos y contemplad los campos, que ya están blancos para la siega. El segador recibe un salario y recoge fruto para la vida eterna. Así se alegra lo mismo el sembrador que el segador. Porque en esto se cumple el proverbio: Uno es el sembrador y otro el segador. Yo os envié a segar lo que vosotros no habéis trabajado. Otros han trabajado y vosotros habéis entrado en su trabajo.

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Si no veis señales y prodigios no creéis.

Vete, tu hijo vive.

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5. ¿Quieres curar?

Levántate, toma tu camilla y marcha.

Mira, estás curado. No peques más, para que no te suceda algo peor.

Mi Padre trabaja siempre. Yo también trabajo.

En verdad, en verdad os digo que el Hijo no puede hacer nada por sí, sino lo que viere hacer al Padre. Mas cualquier cosa que él haga, el Hijo la puede hacer de igual manera. Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace y le mostrará obras mayores que éstas, para que vosotros os admiréis. Porque, como el Padre resucita y vivifica a los muertos, así el Hijo vivifica a los que quiere. Porque el Padre no juzga a ninguno, sino que el juicio lo ha dado todo al Hijo, para que todos honren al Hijo, como honran al Padre que lo ha enviado. En verdad, en verdad os digo que quien escucha mi palabra y cree en el que me ha enviado, tiene la vida eterna y no va a juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida. En verdad, en verdad os digo que vendrá la hora, y ya está presente, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oyeren, vivirán. Porque, como el Padre tiene la vida en sí, así también ha concedido al Hijo que la tenga en sí, y le ha dado potestad para juzgar, porque es el Hijo del hombre. No os maravilléis de esto, porque vendrá un tiempo en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz, y cuantos hicieron el bien saldrán para la resurrección de la vida; los que hicieron el mal, para la resurrección de la condenación. Yo, por mí, no puedo hacer nada. Juzgo como oigo, y el juicio mío es justo, pues no busco la voluntad mía, sino la voluntad del que me ha enviado.

Si yo doy testimonio de mí, mi testimonio no es válido. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero. Vosotros habéis preguntado a Juan, que ha dado testimonio de la verdad. Yo no busco el testimonio de un hombre, pero aludo a él, para que os salvéis. El era la lámpara que arde y da luz, y vosotros quisisteis alegraros en su luz por poco tiempo.


El testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan, porque las obras que el Padre me ha concedido realizar, las obras que hago, éstas dan testimonio de que el Padre me ha enviado. Y el Padre, que me ha enviado, ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz ni habéis visto su rostro; tampoco tenéis su palabra morando en vosotros, pues vosotros no creéis en aquel que él ha enviado. Estudiáis las Escrituras, pues vosotros pensáis tener en ellas la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí. Mas no queréis venir a mí para poseer la vida. No busco gloria de los hombres. Por lo demás, os conozco. No tenéis en vosotros amor de Dios. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís. Si otro viene en nombre propio, lo recibiréis. ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene sólo de Dios? No penséis que yo os he de acusar ante el Padre. Moisés, en quien vosotros esperáis, es vuestro acusador. Si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió sobre mí. Pero si no creéis en sus escritos, ¿cómo creeréis en mis palabras?

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6. ¿Dónde podremos comprar pan para que coman éstos?

Haced que se acomoden en el suelo.

Recoged los trozos que han sobrado, que no se desperdicie nada.

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Soy yo. No temáis.

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En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis no porque habéis visto milagros, sino porque comisteis de los panes hasta saciaros. Trabajad no por el alimento perecedero, sino por el alimento que dura hasta la vida eterna, que os dará el Hijo del hombre; porque él es quien tiene el sello de Dios Padre.

La obra de Dios es que creáis en aquel que él ha enviado.

En verdad, en verdad os digo: no es Moisés quien os dio el pan del cielo, sino mi Padre es quien os da el verdadero pan del cielo, porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.

Yo soy el pan de la vida: el que viene a mí, no tendrá hambre, y el que cree en mí, no tendrá sed jamás. Pero os lo he dicho; aunque me habéis visto, no creéis. Todo aquel que me da el Padre, viene a mí, y al que viene a mí, no lo rechazaré, porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y la voluntad del que me ha enviado es que no pierda a nadie de los que me ha dado, sino que lo resucite en el último día. Porque ésta es la voluntad de mi Padre, que todo el que ve al Hijo y cree en él, tenga la vida eterna y que yo lo resucite en el último día.

No murmuréis entre vosotros. Nadie puede venir a mí si el Padre, que me ha enviado, no lo trae, y yo lo resucitaré en el último día. Escrito está en los profetas: todos serán enseñados por Dios; todo el que ha oído y aprendido del Padre viene a mí. No es que alguno haya visto al Padre, solo el que viene de Dios, ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo, el que cree, tiene la vida eterna. Yo soy el pan de la vida.

Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron. Este es el pan que ha bajado del cielo para que quien lo coma, no muera. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá eternamente y el pan que yo daré es la carne mía para la vida del mundo.

En verdad, en verdad os digo, si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Porque la carne mía es verdadera comida, y la sangre mía verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, vive en mí y yo en él. Como me envió el Padre, principio de la vida, y yo vivo por el Padre, así aquel que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo. No como el que comieron los padres, que murieron: el que come este pan, vivirá eternamente.



¿Esto os escandaliza? Pues ¡Si vieseis al Hijo del hombre subir a donde estaba antes! El espíritu es el que vivifica, la carne no sirve nada. Las palabras que yo os he dicho son espíritu y son vida. Pero hay entre vosotros algunos que no creen. Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si no le es concedido con el Padre.

¿Queréis también marcharos vosotros?

¿No os elegí yo a los doce? Pues bien, uno de vosotros es un diablo.

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7. No ha llegado aún mi tiempo; para vosotros siempre es tiempo oportuno. El mundo no os puede odiar, pero a mí me odia, porque yo doy testimonio de él, de que sus obras son malas. Id vosotros a la fiesta; yo no voy aún a la fiesta porque mi tiempo no ha llegado todavía.

Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado. Si alguno quiere hacer la voluntad de él, reconocerá si esta doctrina viene de Dios o si yo hablo por mi cuenta. El que habla por su cuenta, busca su propia gloria; pero el que busca la gloria del que lo envía, ése es veraz y no hay en él injusticia. ¿No os dió a vosotros Moisés la ley, y ninguno de vosotros la cumple? ¿Por qué pretendéis matarme?

Una obra he hecho y todos os admiráis. Moisés os dio la circuncisión, y vosotros circuncidáis en sábado. Si se circuncida en sábado para que no se quebrante la ley de Moisés, ¿os irritáis contra mí, porque en sábado he curado a todo el hombre? No juzquéis por las apariencias, sino juzgad con juicio recto.

A mí me conocéis y sabéis de donde soy; no he venido por mí mismo. El que me ha enviado de verdad existe y vosotros no lo conocéis. Yo lo conozco, porque vengo de él, y él es el que me ha enviado.

Todavía me queda un poco de tiempo con vosotros antes de volver al que me ha enviado. Me buscaréis y no me encontraréis, y a donde yo voy, vosotros no podéis venir.



Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba. Quien cree en mí, como ha dicho la Escritura, de su seno correrán torrentes de agua viva.

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8. El que de vosotros esté sin pecado, tire el primero sobre ella una piedra.

Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?

Tampoco yo te condeno: vete y en adelante no vuelvas a pecar.

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Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Aunque yo dé testimonio de mí mismo, mi testimonio es válido, porque sé de dónde vengo y adónde voy; mas vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy. Vosotros juzgáis según la carne, yo no juzgo a nadie. Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero, porque no estoy solo, está conmigo el Padre, que me ha enviado. Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es válido. Yo doy testimonio de mí, y da tambien testimonio de mí el Padre que me ha enviado.

Ni me conocéis a mí ni conocéis a mi Padre; si me conocieseis a mí, conoceríais también a mi Padre.

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Yo me voy, y me buscaréis y moriréis en vuestro pecado. Vosotros no podéis venir a donde yo voy.

Vosotros sois de abajo; yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Os he dicho que moriréis en vuestro pecado: si no creyereis que yo soy (el que había de venir), moriréis en vuestro pecado.

En verdad, ¿por qué hablo con vosotros? Mucho tengo que decir y condenar de vosotros; pero el que me ha enviado es veraz, y yo enseño al mundo lo que he oído a él (al Padre). Cuando levantéis al Hijo del hombre, entonces conoceréis que yo soy y que nada hago por mí mismo, sino que enseño lo que mi Padre me ha enseñado. El que me ha enviado está conmigo; no me deja solo, porque yo hago siempre lo que le agrada.

Si vosotros permanecéis en mi doctrina, seréis realmente mis discípulos, y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado, es esclavo del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí, queda para siempre. Por tanto, si el Hijo os hace libres, seréis verdaderamente libres. Sé que sois descendientes de Abraham y pretendéis matarme, porque mi palabra no cabe en vosotros. Yo digo lo que veo en el Padre, y vosotros hacéis lo que oísteis de vuestro(s) padre(s).

Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham. Pero ahora pretendéis matarme, a mi, que os he dicho la verdad que oí de Dios: esto no lo hizo Abraham. Vosotros hacéis las obras de vuestro(s) padre(s).

Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais a mí, pues yo salí y vengo de Dios; no he venido por mí mismo sino que él me ha enviado. ¿Por qué no comprendéis mis palabras? Porque no podéis admitir mi doctrina. El padre de quien vosotros procedéis es el diablo, y queréis hacer lo que quiere vuestro padre. El fue homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando dice la mentira, habla de lo suyo, porque es mentiroso y el padre de la mentira. A mí, en cambio, porque digo la verdad, no me creéis. ¿Quien de vosotros puede convencerme de pecado? Si digo verdad, ¿por qué no me creéis? El que es de Dios, oye las palabras de Dios; vosotros no las oís porque no sois de Dios.

Yo no tengo demonio, sino que honro a mi Padre, mientras que vosotros me deshonráis a mí. Yo no busco mi gloria; hay quien la busca y hace justicia. En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi palabra, no morirá jamás.

Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada vale; quien me glorifica es mi Padre, el que vosotros decís que es vuestro Dios. Pero no lo conocéis; yo, en cambio, lo conozco. Y si dijera que no lo conozco, sería, como vosotros, un mentiroso. Pero lo conozco, y guardo su palabra. Abraham, vuestro padre, saltó de gozo cuando vio mi día; lo vio, y se regocijó.

En verdad, en verdad os digo: antes de que Abraham existiera, existo yo.

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9. Ni él ha pecado ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día, debemos trabajar en las obras del que me ha enviado: viene la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo.

Vé a lavarte en la piscina de Siloé.

¿Tú crees en el Hijo del hombre?

Lo estás viendo y es el que habla contigo.

Para un juicio he venido yo a este mundo, para que los que no ven, vean, y los que ven, queden ciegos.

Si fueseis ciegos, no tendríais pecado; pero ahora decís: vemos. Vuestro pecado permanece.

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10. En verdad, en verdad os digo: quien no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que salta por otra parte, es un ladrón y un salteador; el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A ése le abre el guardián, y las ovejas oyen su voz, y llama a sus ovejas por su nombre y las saca afuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. A un extraño no lo siguen, sino que huyen de él, porque no conocen la voz de los extraños.

En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí, son ladrones y salteadores; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta; si alguno entra por mí, se salvará, entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Yo vine para que tengan vida, y vida abundante. Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el mercenario (empleado), que no es pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo, y abandona a las ovejas y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa; porque es mercenario y no se interesa por las ovejas. Yo soy el buen pastor, y conozco a mis ovejas, y las mías me conocen a mí. Como el Padre me conoce a mí, yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas. Y tengo otras ovejas, que no son de este redil; y es necesario que las reúna, y oirán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo pastor. El Padre me ama por esto: porque doy mi vida, que recobraré de nuevo. Nadie me la quita, sino que yo la doy por mí mismo. Tengo poder para darla y tengo poder para recobrarla de nuevo; tal es el mandato que he recibido de mi Padre.

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Os lo he dicho y no creéis: las obras que yo hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna, y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, me las dió, es mayor que todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y mi Padre somos una cosa.

Muchas obras buenas os he mostrado del Padre: ¿por cuál de estas obras queréis apedrearme?

¿No está escrito en vuestra ley: "yo dije: dioses sois"? Si llama dioses a aquellos a quienes fue dirigida la palabra de Dios, y la Escritura no puede errar, ¿aquel a quien el Padre ha ungido y enviado al mundo, vosotros decís que blasfema, porque he dicho: yo soy hijo de Dios? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. Pero si las hago, aunque no me creéis a mí, creed a las obras, para que sepáis y conozcáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.

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11. Esta enfermedad no es de muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo del hombre sea glorificado por ella.

Vamos otra vez a Judea. ¿No son doce las horas del día? Si uno camina de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si uno camina de noche, tropieza, porque no tiene luz. Lázaro, nuestro amigo, duerme; pero voy a despertarlo. Lázaro ha muerto, y por vosotros me alegro de no haber estado allí, para que creáis; pero vamos a él.

Tu hermano resucitará. Yo soy la resurrección y la vida; quien cree en mí, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?

¿Dónde lo habéis puesto?... Quitad la piedra.

¿No te he dicho que, si creyeres, verás la gloria de Dios?

Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo he dicho por esta muchedumbre que me rodea, para que crean que tú me has enviado.

¡Lázaro, ven afuera!

Desatadlo y dejadlo andar.

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12. Déjala. Que lo guarde para el día de mi sepultura. Porque a los pobres siempre los tenéis con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis.

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Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado. En verdad os digo: si el grano de trigo arrojado a la tierra no muere, se queda solo; pero si muere, produce mucho fruto. Quien quiere su vida, la pierde, y quien la entrega en este mundo, la conservará para la vida eterna. Si alguno quiere servirme, que me siga; y donde yo esté, allí estará también mi servidor; si alguno me sirve, mi Padre lo honrará. Ahora mi alma está turbada, ¿qué diré? Padre, líbrame de esta hora. Pero por eso he llegado a esta hora. Padre, glorifica tu nombre (habla)

YA HE GLORIFICADO Y GLORIFICARE DE NUEVO

Esta voz ha venido no por mí, sino por vosotros. Ahora es el juicio de este mundo; ahora va a ser expulsado el príncipe de este mundo. Y yo, levantado de la tierra, atraeré todas las gentes a mí.

Por poco tiempo está aún la luz entre vosotros. Caminad en tanto que tenéis luz, para que no os sorprenda la obscuridad: el que camina en la obscuridad, no sabe adónde va. Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que lleguéis a ser hijos de la luz.

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Quien cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve, ve al que me ha enviado. Yo he venido para iluminar al mundo, para que todo el que cree en mí no quede en las tinieblas. Si alguno escucha mis palabras y no las observa, yo no lo condeno; porque no he venido para condenar al mundo, sino para salvarlo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo condene: la palabra que he hablado, ésa lo condenará en el último día. Porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre, que me envió, es el que me ha encargado lo que tengo que decir y enseñar. Y sé que su encargo es vida eterna. Lo que yo digo, lo digo así como el Padre me lo dijo.

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13. Lo que hago no lo entiendes ahora; lo entenderás después. Si no te lavo, no tendrás parte conmigo.

Quien se ha bañado, no necesita lavar sino los pies, pues está todo limpio. Vosotros estáis limpios, aunque no todos.

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¿Sabéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y decís bien, pues lo soy. Si yo, Señor y Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros, pues os he dado ejemplo para que hagáis también vosotros como yo he hecho con vosotros. En verdad, en verdad os digo que no hay siervo mayor que su Señor, ni enviado mayor que aquel que lo envía. Seréis dichosos si, sabiendo estas cosas, las practicáis.

No hablo de todos vosotros, yo sé a quiénes he escogido; pero tenía que cumplirse la Escritura: El que come mi pan, levantó contra mí su calcañar. Desde ahora os lo digo antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que soy yo. En verdad, en verdad os digo que el que recibe al que yo enviare, a mí me recibe, y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.

En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará. Aquel a quien diere el bocado que voy a mojar. Lo que vas a hacer, hazlo pronto.

Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado, y Dios ha sido glorificado en él.

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Hijitos, ya poco tiempo estoy con vosotros. Me buscaréis, y ahora os digo, como dije a los judíos: Donde yo voy, vosotros no podéis venir. Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis los unos a los otros. Como yo os he amado, amaos también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discipulos míos: si teneis amor los unos a los otros.

Donde voy, no puedes ahora seguirme; pero me seguirás después.

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14. No se turbe vuestro corazón. ¿Creéis en Dios?, creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas. Si no, os lo hubiera dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando os haya preparado lugar, después de irme, de nuevo volveré para tomaros conmigo, a fin de que estéis donde yo estoy. Y el camino para donde voy lo conocéis.

Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie llega al Padre sino por mí. Si me habéis conocido, habéis conocido también a mi Padre. Desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.

Llevo tanto tiempo con vosotros, ¿y no me has conocido, Felipe?El que me ha visto, ha visto al Padre¿Cómo dices: muéstranos al Padre? ¿No cees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os digo, no las digo por mi cuenta, y el Padre, que permanece en mí, EL es quien obra. Creedme, yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed por las mismas obras.

En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, ése hará las obras que yo hago. Y las hará mayores que ellas, porque yo voy al Padre. Y yo haré todo aquello que pidiereis en mi nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Y yo haré cualquier cosa que me pidiereis en mi nombre.

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Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros siempre. El Espíritu de la verdad, que el mundo no puede recibir, porque ni lo ve ni lo conoce. Vosotros lo conocéis, porque permanece en vosotros y estará con vosotros.

No os dejaré huérfanos. Volveré a vosotros. Dentro de poco el mundo no me verá, más vosotros me veréis, porque yo vivo y vosotros viviréis. En aquel día, conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros. El que posee mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama. Y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y yo me manifestaré a él.

Todo el que me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará y vendremos a EL y morarémos en EL. El que no me ama, no guarda mis palabras. La palabra que oís no es mía, sino del Padre, que me ha enviado.

Estas cosas os digo, mientras esté con vosotros. El Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, él os enseñará todo esto y os recordará cuanto os he dicho. La paz os dejo, la paz mía os doy: yo os la doy, no como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tema. Habéis oído que os he dicho: me voy y vuelvo a vosotros. Si me amaseis, os alegraríais, porque voy al Padre, pues el Padre es mayor que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que creáis cuando suceda. Ya no hablaré mucho con vosotros, porque se acerca el principe del mundo(el Diablo, Satanás, el Malo, Lucifer), y contra mí no puede nada. Más para que conozca el mundo que amo al Padre, y que obro así como el Padre me ordenó, levantaos, vámonos de aquí.

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15. Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el agricultor. Todo sarmiento que no da fruto en mí, lo arranca, y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he dicho. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Como el sarmiento no puede por si dar fruto si no permanece en la vid, tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, éste da mucho fruto, porque fuera de mí nada podéis hacer. Si alguno no permaneciere en mí, será arrojado fuera, como el sarmiento, y se secará. Los recogerán, echarán al fuego y arderán. Si permaneciereis en mí y mis palabras permanecieren en vosotros, pediréis cuanto quisiereis y se os concederá. Mi Padre será glorificado con que deis mucho fruto y seáis mis discípulos.

Como me amó el Padre, así yo os he amado. Permaneced en el amor mío. Si vosotros guardáis mis mandamientos, permaneceréis en el amor mío; como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Estas cosas os he dicho para que mi alegría esté en vosotros y vuestro gozo sea perfecto.

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Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. No cabe en nadie amor más grande que dar la propia vida por sus amigos. Vosotros seréis mis amigos si hacéis las cosas que os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no conoce qué hace su señor, pero os he llamado amigos, porque os he revelado todo lo que he oído de mi Padre. Vosotros no me escogisteis, sino yo os escogí a vosotros y os destiné para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca y el Padre os conceda cualquier cosa que le pidáis en mi nombre. Esto os encomiendo, que os améis los unos a los otros.

Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fueseis del mundo, el mundo amaría a los suyos; pero como no sois del mundo, sino que yo os saqué del mundo, por eso el mundo os odia. Acordaos de aquel proverbio que os he dicho: el siervo no es mayor que su señor. Si me han perseguido a mí, os perseguirán también a vosotros; si han observado mí palabra, observarán también la vuestra. Pero harán todo esto contra vosotros por mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado. Si yo no hubiera venido ni les hubiese hablado, no tendrían (no habrían sido conscientes de pecar) pecado, pero ahora no tienen excusa de su pecado. El que me odia, odia también a mi Padre. Si no hubiera hecho entre ellos las obras que ningún otro hizo, no tendrían pecado, pero las han visto, y me odian a mí y a mi Padre. Para que se cumpla la palabra escrita en su ley: me odiaron sin razón

Cuando venga el Consolador que yo os enviaré del Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí y vosotros también daréis testimonio, porque desde el comienzo estáis conmigo.

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16. Os he dicho estas cosas para que no os escandalicéis; os expulsarán de las sinagogas; y vendrá tiempo en que todos los que os maten creerán hacer un servicio a Dios. Y harán estas cosas porque no conocieron al Padre ni a mí. Os he dicho estas cosas para que, cuando llegue su tiempo, os acordéis de ellas, que yo os he avisado. No os las he dicho desde un principio porque estaba con vosotros. Ahora voy al que me envió y ninguno de vosotros me pregunta ¿adónde vas? Mas porque os he dicho estas cosas, vuestro corazón se ha llenado de tristeza.

Yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya. Porque si no me fuere, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré.Y cuando él viniere argüirá al mundo de pecado, de justicia y de juicio (se pondrá de manifiesto el pecado contra mí, la justicia y del juicio). De pecado, porque no creyeron en mí. De justicia, porque me voy al Padre y no me veréis más; y de juicio, porque el príncipe de este mundo (el demonio, el diablo, lucifer, el malo) está juzgado. Muchas cosas tengo todavía que deciros, pero no podéis ahora recibirlas. Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, os enseñará toda la verdad: porque no hablará por su cuenta, sino que dirá todo lo que oye y os anunciará las cosas venideras. El me glorificará, porque recibirá de mí y os anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso he dicho que recibe de mí, y os anunciará.

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Dentro de poco ya no me veréis. De nuevo un poco y me veréis.

Preguntáis entre vosotros sobre esto que he dicho. En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y gemiréis, mientras el mundo se alegrará. Vosotros os entristeceréis, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando da a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora (de dolor); pero después que ha dado a luz al hijo, ya no se acuerda del dolor, por la alegría de que ha nacido un hombre para el mundo. También vosotros sentís ahora tristeza; pero de nuevo os veré, y se alegrará vuestro corazón y nadie os quitará vuestra alegría. Y en aquel día no me pediréis nada. En verdad, en verdad os digo que el Padre os dará cualquier cosa que pidáis en mi nombre. Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre: pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea completo.

Estas cosas os he dicho en parábolas. Se acerca la hora en que no os hablaré ya en parábolas, sino que os instruiré claramente sobre el Padre. En aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo pediré por vosotros al Padre, porque el mismo Padre os ama, pues vosotros me habéis amado y habéis creido que yo salí de Dios. Salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo el mundo y vuelvo al Padre.

¿Ahora creéis? Mirad, llega la hora, ya ha llegado, en que vosotros os dispersaréis cada uno por su parte, y me dejaréis solo. Pero no estoy solo, pues el Padre está conmigo. Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación; pero confiad, yo tengo vencido al mundo.

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17. Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo, para que el Hijo te glorifique a ti en relación al poder que le has dado sobre toda carne, para que dé la vida eterna a todos aquellos que le has entregado. Y ésta es la vida eterna, que te reconozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que enviaste, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, cumpliendo la obra que me encargaste hacer. Y ahora, Padre, glorificame tú con la gloria que tenía junto a ti antes de que el mundo existiese.

He manifestado tu nombre a los que tú me has dado del mundo. Tuyos eran y me los has dado. Y han cumplido tu palabra. Ahora conocen que todas las cosas que tú me has dado vienen de ti. Porque las palabras que tú me has dado, las he dado a ellos, y ellos las han recibido y han conocido que salí de ti y han creido que tú me enviaste. Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo; sino por los que me has dado, que son tuyos. Todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío, y soy glorificado en ellos.

Ya no estaré más en el mundo, pero ellos estarán en el mundo; yo voy a ti. Padre santo, guárdalos por el nombre tuyo que me has dado para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo los guardaba por el nombre tuyo que me has dado. He velado, y ninguno de ellos se ha perdido, excepto el hijo de perdición, para que se cumpla la Escritura. Ahora voy a ti y estas cosas las digo en el mundo para que ellos tengan en sí mi alegria en su plenitud. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo. No pido que los saques del mundo, sino que los guardes del Maligno. No son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como a mí me has enviado al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico, para que ellos también sean santificados por la verdad.

No ruego solamente por ellos, sino también por los que han de creer en mí por su palabra. Que todos sean uno como tú, Padre, en mí y yo, en ti. Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me has dado para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectos en unidad. Y conozca el mundo que tú me has enviado y los has amado, como a mí me has amado. Padre, quiero que los que me has dado estén también conmigo allí donde yo estoy, para que contemplen mi gloria, la que tú me has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos conocieron que tú me has enviado. Yo les he revelado y lo revelaré tu nombre, para que el amor con que me has amado esté en ellos y yo en ellos.

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18. ¿A quién buscáis?

Yo soy

¿A quién buscáis?

Os he dicho que yo soy. Pues, si me buscáis a mí, dejad ir a estos.

Mete la espada en la vaina; ¿no voy a beber el cáliz que me ha dado el Padre?

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Yo he hablado al mundo públicamente. Yo siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos. Y en secreto no he dicho nada. ¿Por qué me preguntas? Pregunta a los oyentes qué les he dicho. Ellos saben lo que he hablado.

Si he hablado mal, muestra el mal. Si bien, ¿por qué me hieres?

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19. ¿Dices eso por ti mismo u otros te lo han dicho de mí?

El reino mío no es de este mundo. Si el reino mío fuera de este mundo, los soldados míos lucharían para que no fuera entregado a los judíos. Mas el reino mío no es de aquí.

Tú dices que yo soy rey. Yo he nacido para esto y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, oye mi voz.

No tendrías sobre mí ningún poder si no te hubiera sido dado de arriba. Por esto, el que me ha entregado a ti, tiene un pecado mayor.

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Mujer, he ahí tu hijo.

He ahí tu madre.

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Tengo sed.

Está cumplido.

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20. Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quien buscas?

¡María!

Deja de tocarme y, porque todavía no he subido al Padre, ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre; a mi Dios y a vuestro Dios.

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Paz con vosotros. Como el Padre me ha enviado, así yo os envío. Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonareis los pecados, les serán perdonados. A quienes los retuviereis, les serán retenidos.

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La paz con vosotros.

Mete tu dedo aquí y mira mis manos. Trae tu mano y métela en mi costado. No seas incrédulo, sino fiel.

Porque me has visto, has creído. Bienaventurados los que creyeron sin haber visto.

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21. Muchachos, ¿tenéis algo que comer? Echad la red hacia la parte derecha de la barca y encontraréis.

Traed de los peces que habéis cogido ahora. Venid, comed.

Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que a estos? Apacienta mis corderos. Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Apacienta mis ovejas. Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cunando eras más joven, tú mismo te ceñías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo extenderás tus manos y otro te ceñirá y llevará a donde no quieras. Sígueme.

Si quiero que él permanezca hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú sígueme.

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-- F I N --

Esto es lo que el Padre creador nos pidió que escucharamos de Jesús. Se resume en: "amaros los unos a los otros como yo os he amado". Más claro... agua.
Al empezar a leer el Apocalipsis (la revelación) según San Juan, me topo "de narices" con el mismo "tufillo" agnóstico, que experimenté al buscar en la Biblia (igual están en la Torá del anglosionísmo marrano), para recordarlos, los Diez Mandamientos, donde, entre mandamiento y mandamiento, ese dios a la medida del poder terrenal "metemiedo" de turno, dice:
"Yo soy el Señor Dios tuyo, el fuerte (¿?), el celoso (¡!), que castigo la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación (¡¿ ?!)… "
No me hace falta leer más. ¿Alguien que haya leído a Jesús, que amaba a los niños por su inocencia, va a creer que Dios castigaría a un niño por lo que hizo o dejó de hacer su tatarabuelo? No lo haría ni por las ofensas de su madre o su padre. ¿tercera o cuarta generación? ¿es una broma? Dios Padre todo poderoso, ¿un jactancioso?… ¿un celoso?. El agnóstico que lo escribió, al dictado de Lucifer, puso en su dios inventado, los defectos más mundanos: piensa el ladrón que todos son de su condición.
Yo creo en el mensaje de Jesús, y en mi simplicidad, y en Su sencillez, entendería que el Padre me hablara así:
Soy vuestro creador, el único Dios, os crie por amor, porque, de que me vale ser todopoderoso en medio de la nada, o ante seres incapaces de comprender y amar a su vez. Así que, si buscáis el camino, la verdad y la vida eterna, no debéis adorar a falsos dioses; y por tanto, para evitar la tentación de llegar a idolatrar objetos, mejor que no sacralicéis ninguno. Me gustaría que, ya que os cree con amor, no trivialicéis mi memoria, y que me recordéis con afecto, cuando os escucho en lo escondido. Debéis querer a vuestros padres; y así como yo soy padre de todos, el prójimo son vuestros hermanos. Los amarás, y no querrás para ellos, lo que no quieras para ti.

En la Biblia y en la Torá, aparece un Dios déspota y vengador, que nada tiene que ver con la fe cristiana, culminación del mandato divino. El agnosticismo humano, la perversión de la Palabra, al dictado de Lucifer en las almas impuras, deja su sello de una manera tan evidente, que resulta hasta cómico, que no se caiga en la cuenta. Jesús, no dejó de repetir a los sabios, escribas y sacerdotes (rabinos), y por eso le mataron; que el "odre viejo" estaba podrido. El Padre, no dijo tales cosas.
De la misma manera que ocurrió con las Tablas de la Ley, (cuando cayeron en manos del poder y debilidad humana de turno), el agnosticismo puso palabras en boca de Jesús, poco después de que nos dejase. Cualquiera que haya leído con atención su mensaje en los evangelios, comprende que no pudo decirlas, en ningun Apocalipsis (sueño, revelación, forma habitual de promover agnosticismos) ni en ninguna parte. Ni presentarse de esa guisa. La Iglesia, incomprensiblemente, las acepta. No hace falta leer mucho, desde las primeras "canta la cosa":

" (...) Yo la voy a reducir a una cama a Jezabel (cargarla de dolores), y los que adulteran con ella se verán en grandísima aflicción si no hicieren penitencia de sus obras; y a sus hijos entregaré a la muerte (…) y a cada uno de vosotros le daré su merecido. Y al que hubiere vencido (…) yo le daré autoridad sobre las naciones.

¡Venga ya!, así todo. En primer lugar, la forma de expresarse es muy distinta al Jesús vivo de los evangelios. Amenaza con castigos y premios en este mundo, a este, a aquel, a las naciones.., cosa que nunca hizo en esta vida, y es contrario a lo que dijo. Cita continuamente lugares, personas, hechos, cosas con una visión concreta muy mundana y zafiamente materialista; sin la altura y transcendencia que tenían las contadas ocasiones en que lo hizo entre nosotros. Enseguida se va al misticismo barato típico de la Torá, con acertijos misteriosos, cifras (que si los siete sellos, las cuatro trompetas y los 25 petardos) y cábalas misteriosas, estúpidas (para descubrir la cuadratura del circulo, o de como tener riqueza y poder sobre el vecino, a costa suya y además siendo el bueno, el santo, el hijo predilecto), que en ningún momento empleó en esta vida ¡increible!, ¡canta la traviata!. Pero el exabrupto, que se lleva la palma agnóstica, es la vuelta al dios vengativo, cruel, paranoico (desconfiado) etc etc de los pseudo-mosáicos marranos, que fastidiaron en su día los Mandamientos y media Biblia. Los del odre viejo. Así que, resistiéndome a pensar que Juan era agnóstico, pues al igual que Jesús, que lo sabía todo, descubrió a Judas; también habría descubierto a Juan. Y como no creo que se terminara volviendo agnóstico al final, pues también Jesús lo hubiera manifestado de algún modo, (o directamente, no lo habría permitido). Entonces, solo queda que, el Apocalipsis entero sea un camelo. Aunque, más bien creo que, como hicieron antaño y como hacen hoy, los del poder agnóstico (al dictado de Lucifer) reescribieron el sueño de Juan, añadiendo aquí y quitando allá, una vez más en la historia (tiempo y medios han tenido). Y por lo tanto, quizás, exista algo de verdad en medio de tanta mentira: Dios escribe derecho, con renglones torcidos. Como sucede en la Biblia. Otra posibilidad es que Juan, no tuviera en su sueño una visión de Jesús, sino de lo contrario.
A mí me chirria el Apocalipsis. Menos mal que no está en los Evangelios.

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FRASES ATEMPORALES. Mi opinión

"San Mateo 3.17: Este es el Hijo mío, el predilecto; en él he puesto mi complacencia.
San Marcos 1.11: Tú eres el Hijo mío, el predilecto; en ti mecomplazco.
San Lucas 3.22: Tú eres el Hijo mío, el predilecto; en ti mecomplazco."

San Juan, aunque hace referencia a la bajada del Espíritu Santo en el bautismo de Jesus (por Juan el Bautista), como hacen los otros tres evangelistas; no menciona, sin embargo, la voz del Padre; hecho tan sumamente transcendente. Se me ocurre que, pudo no ser testigo presencial, y aunque alguno de los otros tres no lo hubiera sido, San Juan fue el que más tardíamente escribio su Evangelio, y por tanto, estuvo más desconectado de lo que escribieron sus condiscípulos.
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"San Mateo 4. No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
No tentarás al Señor, tu Dios.
Retírate, Satanás, porque escrito está: adorarás al Señor tu Dios y a El sólo servirás."

"San Lucas 4. Escrito está que el hombre no vive solo de pan.
Escrito está: Adorarás al Señor, tu Dios, y a Él solo servirás.
Se ha dicho: No tentarás al Señor, tú Dios."

Este hecho lo relatan San Mateo y San Lucas. Como no fueron testigos presenciales (ya que Jesús se retiró en soledad al desierto donde fue tentado), quiere decir que Jesús se lo relató bien a los Apóstoles, a parte de ellos, o mas concreta y probablemente, a San Mateo y a San Pablo (San Lucas fue discípulo de San Pablo y no conoció a Jesús). También cabe la posibilidad de que, cuando fueron instruidos por el Espíritu Santo del Padre, distintos hechos fueran puestos en el conocimiento de algunos de ellos.

Queda de manifiesto, que el Padre está en el Hijo, y al tentar Lucifer al Hijo, tentó al Padre: su Dios, el de todo, el único, el creador.

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San Mateo 5.17: "No penséis que he venido a abolir la ley o los profetas. No he venido a abolir, sino a perfeccionar. Porque en verdad os digo: antes pasarán el cielo y la tierra que pasen una jota o un ápice de la ley sin que todo se cumpla".

Esta frase y las siguientes de San Mateo, que no he visto en los otros Evangelios, se me antojan capitales para explicar el por qué de las masonerías, del sionísmo y su consecuencia: el Nuevo Orden mundial gnóstico-cabalístico, es decir, la verdadera y sucia historia no contada desde hace dos milenios. Y es que, manteniendo que se cumplen y se cumplirán los plazos y profecías del Antiguo Testamento, dice Jesús. Sin embargo, El viene a perfeccionar (traducción poco afortunada visto lo que especifica después, ya que más bien sería cambiar) las degeneraciones talmudico-cabalísticas de los Diez Mandamientos, fruto del poder mundano del gobierno politico-religioso de Israel: El dios que se inventaron sacerdotes, escribas y fariseos; "ancestros" del anglosionísmo usurero actual, que justifica cualquier medio (Protocolos incluidos) para adorar a su manera a su dios inventado (que no vino a ser otro más que el diablo), ofreciendole el poder terrenal del pueblo "elegido" sobre los demás pueblos de la Tierra a cualquier precio. Para conseguirlo se han valido de la conspiración y del manejo de la riqueza ( perniciosa combinación de astucia, avarícia y fanatismo). La ley mosáica que dicen defender estos avaros ocultistas adoradores de la cábala, el talmud y el kaná, tiene poco que ver con los diez mandamientos que Dios Padre entregó a Moises, más tiene que ver con los adoradores del becerro de oro que le esperaban a su vuelta.
Y más adelante continua:


"si vuestra justicia no fuere más que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos".

Clave también hoy esta frase, desde el momento en que pueda llegar a contaminarse parte de la Iglesia, pasando a ser "principes de los sacerdotes, escribas y fariseos" (por sus obras les conoceréis).
Y pasa a especificar:


"Habéis oído que se dijo a los antiguos: no matarás. Quien matare será reo de condenación. Pero yo os digo: todo el que se enfada con su hermano, será reo"..."Habéis oido que se dijo: No adulterarás. Pero Yo os digo: todo el que mira a una mujer con deseo, ya ha adulterado"..."Se dijo también: Si alguno despide (deja) a su mujer, que le dé libelo de repudio (divorcio). Pero Yo os digo: todo el que despide (deja) a su marido/mujer, excepto el caso de fornicación, hace que él/ella adultere, y quien se casa con un/una repudiado/repudiada (separad@, divorciad@), adultera"..."Habéis también oído que se dijo a los antiguos: No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos. Pero Yo os digo: No jurar de ningún modo"..."Habéis oido que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo: No resistir al malo, sino que si alguno te hiere en la mejilla derecha, preséntale también la otra"..."Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persiguen".

Como se puede apreciar, no se trataba de perfeccionar el talmud o la cabala producto de la degeneración milenaria de los mandamientos divinos, sino de corregirla. De corregir la tradición de los antepasados. Las estupideces gnosticas que se inventó el poder para sustituir al Poder, y así ser "ganadores" en esta vida. Y eso es lo que no le perdonaron a Jesús los fanáticos, que les pusiera frente a ese dilema de elegir entre lo que debían hacer y lo que les convenía hacer aquí. Despues de miles de años estamos donde empezamos. Y no cambiaremos: la salvación siempre será a titulo personal.

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San Mateo 15. "habéis anulado el mandamiento de Dios por vuestra tradición (costumbres, ritos, liturgias, reglas, cultos, ceremónias, etc)... Hipócritas, con razón Isaías profetizó de vosotros:"Este pueblo me honra con los labios (de boquilla), pero su corazón está lejos de mí. Me dan un culto vano enseñando doctrinas, preceptos de hombres" (que se van relajando, olvidando... acomodando, y núnca mejor dicho, a la progresia): progredivamente decadentes, mundanos, egoistas, soberbios, antihumanos, anticristianos).

Lo que llevó miles de años de dedegradación en el Antiguo Testamento, desvirtuandolo en gran medida; sucede ahora con el Nuevo de forma acelerada, debido a que el mal dispone de los medios adecuados. Pero ahora no existe la excusa por desconocimiento de antaño para todos los pueblos de la tierra. Ya que si el mal tiene la ventaja de la comunicación de masas, el Evangelio también está al alcance de muchos: "Arrepentíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado".

Creo que Jesús se refiere a las costumbres de turno, que los hombres se inventan con el tiempo, como sacrificios en honor a Dios, que en realidad el Poder (divino) ni pide ni quiere, así nos dice el Hijo. Burrocracia humana que con la degeneración del poder (terrenal), se convierten en beaterias que pasan a ocupar el lugar que debería tener la verdadera doctrina del amor: misericordia quiero y no sacrificio.

Cuando somos incapaces de ofrecer auténtica misericordia, pretendemos suplirlo con estúpidas ofrendas en forma de castigo físico, pecuniario o de otro tipo.
Dios no quiere gestos vacios a un ser superior, sino el amor al Padre Creador, que se demuestra amando al projimo como a uno mismo, desprendiendose de lo superfluo, orandole en la intimidad, etc. Estas modas que terminan convirtiendose en tradiciones, en el Antiguo Testamento iban del sacrificio humano a las historias de no caminar en sabado o lo de comer sin lavarse las manos (la que emplea Jesús de ejemplo por los fariseos) entre muchas otras, que aún siguen practicando los fanáticos sionistas, islamistas, etc. victimas del gnosticismo. Y desde el Nuevo Testamento encontramos también estupideces similares en la mismisima Iglesia Católica (donde los gnósticos no son pocos lo sepan o no), como la propia Misa cuando se convierte en una rutina social y deja de ser una reflexión profunda, como el ayuno, la abstinencia, rezar 25 padrenuestros de carrerilla, caminar de rodillas, flajelarse o ir encendiendo velas, etc. En lugar de la simple lectura de los Evangelios, intentando comprenderla y ponerla en práctica. ¡Que poca gente lee el Evangelio!, y aún menos sacarlo de contexto intentando comprender su mensaje atemporal. Por ejemplo, ¿se ha preguntado alguna vez en qué categoría se encuentra respecto a la parábola del sembrador?


Oíd y comprended: No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre, sino lo que sale de la boca; eso es lo que contamina al hombre.
Toda planta que no plantó mi Padre celestial será arrancada.
Dejadles: son ciegos conductores de ciegos; y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en la fosa.

¿También estáis vosotros todavía sin inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que entra en la boca pasa al vientre y es arrojado al estercolero? Pero lo que sale de la boca viene del corazón, y eso es lo que contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, blasfemias. Eso es lo que contamina al hombre, pero el comer sin lavarse las manos no contamina al hombre.

Esos gestos que nos inventamos y que terminan por convertirse en tradición o costumbre son insignificantes al lado de evitar pecar con el pensamiento, la palabra, la obra y la omisión; e inutiles si obviamos lo importante. Así pues hay que evitar sobre todo los malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, blasfemias, etc. Y si vas a Misa, te confiesas y/ocomulgas (sintiendolo de verdad) tanto mejor; pero no es lo importante con mucha, mucha, mucha... diferencia. Más o menos, justo lo contrario de lo que suele pasar. Y cada vez más.
¿Se han parado a pensar en lo dificil que es no tener malos pensamientos? ¿O al menos, intentar evitarlos siguiera?

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San Mateo 6. "Tú cuando ores, entra en tu aposento, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está allí, en lo escondido; y tu Padre, el que ve en lo escondído, te premiará... Y cuando oréis, no digáis palabras inútiles, como los paganos; que se figuran van a ser oídos por su abundancia de palabras. No los imitéis; porque sabe vuestro Padre de que cosa tenéis necesidad antes de que vosotros le pidáis".

Es triste, y si nos pararamos a pensarlo, no haría ni falta que Jesús lo mencionara. Cuantas veces se reza sin pensar, sin sentir lo que se esta diciendo por rutina, y en algún caso pidiendo por alguna cosa. Y no solo nosotros los láicos (en el buen sentido de la palabra) sino el propio clero (con inconsciente desverguenza nos espeta ante, por ejemplo, el fallecimiento de un ser querido, con una retaila que ningún sordomudo sería capaz de leer de sus labios). Repetir de carrerilla. Es deprimente acudir a Misa a escuchar siempre la misma liturgia, el ritual que a fuerza de repetirse pierde su fuerza. La gente termina por salir de allí, con el recuerdo difuso de una historia antigua y amorfa, que se relaciona con algo bueno, que nos enseñaron nuestros padres (en el mejor de los casos), y casi siempre somos incapaces de darnos cuenta, que eso que acabamos de rememorar, tiene su aplicación en el mundo real al minuto siguiente.

Y héteme aquí que parece que no es un cuento eso de que Dios está en todas las cosas... está "en lo escondido", que "ve en lo escondido". Si creó todo, está en todo, y todo está en EL. EL es todo. Incluidos cada uno de nosotros. "El Padre tiene muchas moradas" nos dijo el Hijo. El Padre es el Poder, dijo también. El Verbo (el Espíritu Santo del Padre), (la energía) se hizo hombre (materia) y habitó entre nosotros a través del Hijo. Esta forma de describirlo es suposición mia, es como yo interpreto el asunto. Y puede que no debiera haberlo escrito así.

Es dificil hablar de estas cosas sin caer en el gnosticismo, es decir, sin inventar de cosecha propia y tirar de imaginación. Luego salen maniqueos y cátaros, zebis y mahomas, luteros y calvinos, pikes y sádicos, y demás, y demás; y recurren a ángeles (más bien demonios)o sueños bien financiados por el poder de turno, para liarlo todo. Por eso, hay que fijarse en las palabras concisas de Jesús, y saber que todo lo demás puede o no ser, porque es de nuestra invención (será más o menos parecido, pero con toda probabilidad distinto, porque lo desconocemos):
"sabe vuestro Padre de que cosa tenéis necesidad antes de que vosotros le pidáis", ese es el mensaje. Pidamosle, pues, como nuestro mejor amigo que ES.

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San Mateo 6.19, 6.24, 6.31-33 "No atesoréis para vosotros en la tierra; (…) atesorad, más bien, para vosotros en el cielo".
"(…) no podéis servir a Dios y a las riquezas".
"No os angustiéis diciendo: ¿Qué comeremos? ¿o qué beberemos? ¿con qué nos vestiremos? (…) vuestro Padre celestial sabe lo que necesitáis. Buscad primero el reino y su justicia"

Más claro que el agua lo que nos pide Dios Padre a través del Hijo. "No os angustiéis por el día de mañana, porque el día de mañana se cuidará de sí: bástele a cada día su trabajo". Pocos son los que dan todo por los demás, y menos aún viviendo al día. Ellos si creo, que atesorarán en el cielo. Ellos son en verdad los elegidos. Yo no soy buen ejemplo. Recuerdo aquellos misioneros que dieron su vida con el abola, por salvar la de los demás en un rincón perdido de Africa. Que lejos del torbellino consumista en que han convertido al primer mundo; es el contrario absoluto al mandato del Padre. El que no gasta con frenesí, lo acumula. Se tiende a penalizar la economía responsable y a sustituir las cosas sin gastarlas, por motivos frívolos; al tiempo, se pierde el sentido del tiempo libre, si no va acompañado de gasto. El Nuevo Orden gnóstico, procura que las sociedades entren en una dinámica en que dejar de consumir sea catastrófico, empleando ciclos calculados a modo de redes para extraer riqueza de las gentes. Por otro lado, exterminan (promoción de revueltas y revoluciones, aparentes políticas filantrópicas de natalidad, venta de armas a caciques de quita y pon, etc) poblaciones subdesarrolladas innecesarias que solo ocasionan gastos y merman beneficios de los territorios que explotan.

Conociendo este mensaje tan nítido, pienso que todos los cristianos deberiamos al menos proponernos llevar una vida más sobria. Y de no dar todo, al menos, dar al que nos pide.

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San Mateo 7. "¿Por qué ves la paja que hay en el ojo de tu hermano, y no consideras la viga que hay en el tuyo?"

Cuantas veces llenos de ira, cargamos contra unos y otros, insultando tal como lo escuchamos hasta la saciedad en programas, series o películas incluso infantiles, para deshaogarnos así. Incluso es dificil contenerse y lo pensamos y lo lanzamos sin más; recuerdo que cuando Franco, no era tan salvaje esta respuesta inconsciente. La sociedad entera, ha sido trabajada al efecto, y unos más que otros, en función de cultura y coeficiente, han sido infectados. Pero todos. ¿Es arbitrario o casual? Los Protocolos de 1903 dicen que no. En todo caso, ahí está, para mí más que evidente el hecho.

Hemos sufrido un proceso progresivo de embrutecimiento y falta de respeto por los demás, que es reflejo de la falta de autorespeto conseguida por esta cultura egoísta, necia y ruin del siglo XXI. Lo ha conseguido Lucifer y los suyos, a través de la mala educación, de la tele, internet, el cine, la prensa... probablemente por ese orden. Se fomenta el descontento y se encauza hacia la violencia física, verbal y mental. Todos se fijan en los defectos ajenos, ciertos, falsos (con el tremendo agravante de la calumnia) o mediopensionístas; pero nádie repara en los defectos de uno mismo. Y si acaso lo hace, es para justificarse o tomarlo a broma. Es lo que pasa cuando se van echando al olvido la frases de Jesús, que todos en el foro interno sabemos que es justa, como todo lo que dijo; pero han conseguido envolvernos en una niebla tal, que es muy dificil que corazón y cerebro vean con claridad. Todo se distorsiona con el odio. Hay que estar en paz con uno mismo, hay que, no solo ver los propios defectos, sino también y más importante, intentar corregirlos por todos los medios antes de atreverse a criticar los de otros. Y aún así, no deberíamos. Porque ¿quien está libre de pecado?. Jesús nos habló en la parábola del sembrador, de quienes dan fruto, que son los que siembran a su vez amor. Y sin embargo son legiones los que hacen lo contrario, siembran el odio, que va produciendo más y más odio en progresión geométrica. Parece que es mucho más fácil esto último, ¿será por eso que tantos se apuntan? El camino fácil. Lamentablemente es como un bumerán, y acaba por golpear a quien lo lanza. Todos pierden, nádie gana. La sociedad y el individuo se consume en su propio odio, venganza, engaño.

Hay que luchar, no ya cada día; sino cada segundo para no caer en la tentación fácil de desahogarnos odiando, y aprender con la ayuda del Padre a hacerlo, amando. Cosa harto dificil, razón por la cual haremos bien en pedir ayuda al amigo que todo lo puede. Que ya nos dijo el Hijo (el Padre a través del Hijo) "pedid y se os concedera", y a buen seguro que no se refería a un premio de la lotería, sino más bien a las cosas que ya sabemos a poco que pensemos, las que más valen, porque no tienen precio.

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San Mateo 8. "En verdad os digo, en ninguno de Israel he encontrado tan grande fe. Y os aseguro que muchos(gentiles: no judíos)vendrán de Oriente y de Occidente y comerán con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mientras que los hijos del reino serán arrojados a las tinieblas, afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes."

Por frases como esta, es por las que los sabios, escribas y fariseos, los presbíteros de Sion, persiguieron y persiguen, asesinaron y asesinan a diario, al judío Jesús(los de la carta del principe de Constantinopla, que Wikifarsa dice falsa; los de los famosos Protocolos, que Wikimiente dice libelo; los del Nuevo Orden anticristiano, que Wikiesbrirros dicen teoría conspirativa). Heridos en su soberbia de "hijos del reino", de pueblo elegido de un dios, que terminaron por adaptar a sus necesidades políticas. Un dios violento y vengador. Aferrados tanto a este mundo durante milenios, que olvidaron la verdadera simiente que Dios legó a Moisés. Tuvieron tiempo de sobra para reescribir los mandamientos, para inventarse patrañas... y venga a "hacer cábalas": que si pone esto, que si pone lo otro, que si miras por delante, que si miras por detrás, das cuatro saltos y tiras a canasta, que si sumamos que si restamos... y todo para justificar sus actos impuros; una mitología semejante a la inventada para los masones, sus "agentes", pues el dios que les ha terminado por guiar tras tanto tiempo de errar, no es otro que el príncipe de la mentira, como dijo el propio Jesús. Y es que el refranero suele ser muy sabio, y dice: una mentira repetida muchas veces, parecerá verdad; pero nunca lo será, habría que añadir. El vino nuevo(el cristianismo), no se puede echar en odres viejos(la adulterada religión mosaica), por viciados, por debilitados... en realidad, podridos; por culpa de: "lo que contamina al hombre", que es lo que sale de su corazón. Del corazón de demasiados hombres, durante demasiado tiempo: Y pasaron a considerarse una élite, que despreciaba a las demás tribus de la Tierra; a los perros gentiles, no judíos. Viniendo a ser así, creo yo, algo parecido a los egipcios, a los que criticaban por someterlos.

Si algo predicó Jesús, además del amor, fue la humildad. Cuando hablaba, sabía que sus palabras, serían igual de válidas tanto para sus contemporáneos, como para las futuras generaciones. No tenía duda de que su mensaje trascendería al tiempo, cuando comentó que la mujer que le lavó con perfume, permanecería en la memoria de quienes recibieran su mensaje.

Los hechos que se relatan en el Antiguo Testamento, de la Biblia; proceden de la tradición oral, pues no existía la escritura. No extraña entonces, que se diga que un señor vivió tropecientos años, que una inundación "cubrió toda la Tierra", cuando nadie sabía lo que pasaba quinientos kilómetros más allá; o que un hombre tuviera nosecuantos hijos. Así se mitifican las cosas, cuando pasan varios miles de años... de boca en boca, y con influencias y presiones político-religiosas de otras tribus-culturas, dominadoras y dominadas que se cruzaron en su camino; muchas de ellas, muy crueles y desalmadas. Y se mezcla la velocidad con el tocino, la cal(muy muy poca)y la arena(para dar y tomar). De ahí, que Jesús dijera: oísteis que se dijo antiguamente que "tal", pues yo os digo que No. Que le habéis dado la vuelta a todo, pero, con todo, de entre todo, lo que dijeron sobre MI los profetas, se cumplirá hasta el punto sobre la J, dijo, más o menos. Es decir, en el Antiguo Testamento, hay verdad, pero está mezclada con mucha, mucha basura de lo peor, por aquello de la tradición oral... que si dijo, que si dejo de decir, que me dijeron que dijeron, que si tal y que si pascual, y donde dije digo, digo Diego. Pues eso es la Torá y la cábala, y sus distintas versiones: conjeturas. Que ha servido, y sirve de coartada para justificar mucho mal. Al menos, eso es lo que a mí me cuadra. Teniendo en cuenta que, para mí, lo que dice Jesús, "va a Misa". Porque eso, SI está escrito.

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San Mateo 8. "Las zorras tienen cuevas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza."

Hay agnosticismos por ahí, de esos que se retroalimentan entre sí, y que terminan desembocando en alguna secta o religión moderna( de las que acostumbran a financiar la Jerarquía Iluminista marrana para debilitar el verdadero cristianismo ), que mantienen que Jesús en realidad no era humano, sino un espíritu (otras sostienen lo contrario, para que no falte donde elegir, donde errar ). Sin embargo, frases como esta ponen de manifiesto la profunda humanidad de Jesús en este Mundo. Padecía no solo físicamente, sino también moralmente. Y es que, es fácil deprimirse, si, tal como le sucedía, era consciente y sabedor de todo el mal de este Mundo. De la tarea inmensa de salvar a unos pocos de la tentación de la carne, de las trampas de Lucifer; pues... "la mies es mucha, y los obreros pocos". Es más, estoy convencido de que ningún santo, ni nadie sería capaz de asimilar el mal, que en una fracción de segundo se produce en la Tierra; cuanto más, en la historia del hombre sobre la misma. Y EL lo sabe. Sin embargo, sentía, como humano, la nostalgia de un hogar, como el que tuvo de niño. Pero, EL es el EJEMPLO para los que han de recoger la mies. Su deber para con el Padre es antes que nada, como solía recordar. El Hijo Unigénito de Dios, tuvo la tremenda dificultad( insalvable para cualquier otro )de ser humano por unos años. El humano más perfecto. Por eso, es uno con el Padre.

A veces temo hablar de estas cosas, pues es seguro que yerro( y creo que es grave hacerlo, si se extiende el error ), sin saber en que medida. Pero, creo estar más en la verdad que muchos, aunque sea solo en parte. Y creo ver tal cantidad de despropósitos en la practica del cristianismo, que me siento obligado a, aún así, plasmarlo.

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San Mateo 9. "No necesitan de médico los sanos, sino los que están mal. Id y aprended qué significa: misericordia quiero y no sacrificio. Porque no he venido a llamar justos, sino a pecadores."

Me parece que les dijo esto a algunos, que pensaban que estaban actuando bien, pero les dijo que no, que estaban "enfermos"(he venido a advertir a pecadores), ignorándolo. Les propuso, que pensasen en cual era su "enfermedad" (id y aprended), y les dió una pista (muy facil): misericordia quiero y no sacrificio. La misericordia no debe suponer un sacrificio, sino un aliciente.

No es la acción particular, sino la voluntad, el talante, la actitud, la predisposición ante la vida. Los sacrificios desde mi punto de vista, creo que siempre han servido, más bien, al gnosticismo.

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